23 | Algo que se sintiera como esto

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Entramos en la recta final :)

Digan "yo" las que echarán de menos a Maeve y Connor



23 | Algo que se sintiera como esto

Maeve

—¿Estáis seguros de que no queréis venir? —Hanna baja la ventanilla para hablarnos desde el coche. La barra libre de la boda ha sido todo un éxito y va un poco achispada. Cuando nos hemos marchado, casi todo los adultos estaban en el mismo estado, a excepción de John, que se había auto denominado nuestro conductor para esta noche, Luka, que se ha tomado muy en serio lo de no probar el alcohol hoy, Connor y yo.

Me sujeto la chaqueta de Connor sobre los hombros y niego con la cabeza. Él está a mi lado, con las manos en los bolsillos y la corbata desanudada. Ha sido probablemente una de las bodas más intensas a las que he asistido en toda mi vida: ha empezado esta mañana, sobre las once, y la celebración se ha alargado durante unas ocho o nueve horas. Las dos familias han congeniado tan bien que, cuando nos han cerrado el recinto, han decidido continuar con la fiesta a otra parte. Ahí es cuando yo me he bajado del carro. Estoy tan agotada que me temo que, si los acompañara, solo sería un peso con el que cargar.

Le he dicho a Connor que no tenía por qué quedarse en casa conmigo, pero él ha insistido. Hanna y John han pasado a dejarnos antes de irse con los demás. El resto de la familia debe de estar ya en donde sea que vayan a seguir con la celebración; Sienna está decidida a exprimir hasta el último momento de su día especial, Niko ha hecho migas con las primas pequeñas de Albert y hasta me parece haber visto a Luka tonteando con una de las invitadas.

Connor lleva todo el día pendiente de mí, quizá porque, al igual que yo, tiene muy presente que la boda que yo iba a celebrar este año no era precisamente la de Albert y Sienna. Creía que me resultaría difícil enfrentarme a este día después de haber roto mi compromiso con Mike, pero no ha sido así. Solo me he sentido un poco... rara. La ceremonia ha sido preciosa. Sienna y Albert no podían apartar los ojos el uno del otro y se veía a leguas lo mucho que se querían. Mientras intercambiaban los votos, he intentado imaginarnos a Mike y a mí en la misma situación, casándonos bajo el techo abovedado de alguna iglesia preciosa, allí, en Florida. No he sido capaz. Nuestro compromiso ahora me parece algo tan lejano que me cuesta creer que en algún momento fuera real.

Pero lo fue.

He estado dándole muchas vueltas a la relación que tuve con Mike y al motivo por el que pasamos tanto tiempo juntos. Hay cosas que sé desde el principio y nunca había querido asumir en voz alta; que me daba estabilidad, que estar con él era lo fácil, que si seguía sus directrices yo no tenía que tomar mis propias decisiones y enfrentarme a las consecuencias. Que sabía que le gustaba y eso me daba tranquilidad. Leah me dijo que creía que ya no estaba enamorada de él, pero ahora, con el tiempo, empiezo a plantearme si de verdad estuve enamorada alguna vez. Confundí los conceptos. Eso no era amor. Quería a Mike. Muchísimo. Pero lo que había entre nosotros era otra cosa.

Lo que hoy he visto que Sienna y Albert sienten el uno por el otro es diferente.

Lo que yo siento por Connor es diferente.

El amor es esto.

—No te preocupes por nosotros —tranquilizo a Hanna—. Os queda una larga noche por delante. Pasadlo bien.

—Ah, lo haremos, te lo aseguro —declara ella, y se le escapa una risa tonta. A su lado, frente al volante, John esboza una sonrisita.

—Nos vemos mañana —dice. Después sube la ventanilla. No tardamos en ver el coche desaparecer al fondo de la calle.

Todos los lugares que mantuvimos en secreto | 31/01 EN LIBRERÍAS Where stories live. Discover now