Capítulo 35: Cazador derrotado

13 0 0
                                    

—¿Estás segura de esto?— volvió a insistir Daichi. Sabía que los Dai-Dai eran los únicos que se atreverían a ayudarme, pero Daisuke se había negado rotundamente. Solo su hermano fue capaz de aceptar la propuesta alocada que tenía entre manos, pero ahora no parecía muy convencido —Si nos equivocamos el error no podrá arreglarse. Tuksaka me desterrará.

—Ya estas desterrado, nada de lo que hagas podría ser peor— le dije —Piensa que lo que hacemos le sacará un peso de los hombros. Mozu se ha vuelto más inteligente en su casería, lo cual representa un peligro para nosotros ¿ya te imaginaste que pasaría si Tuksaka es atrapado? La zona oscura nos atacaría y luego se cerraría el vínculo con el mundo demoníaco. Además, la regla de mi querido sensei no se aplica en mi tío, él puede vernos así que de cualquier manera no estamos desobedeciendo nada. Solo le daremos una lección para que acabe de desistir.

—Bueno, tienes razón. Además exteñaba mucho hacer travesuras— sonrió, con las colas revueltas por la emoción. Fue entonces cuando vimos salir a Mozu, a mitad de la noche con una nueve trampa entre manos. La colocaba cuidadosamente entre los arbustos del jardín de la abuela. Le hice señas al kitsune para que actuara de inmediato.

—¡KITSUNE!— gritó Mozu al verlo, buscando en vano algo con que defenderse —N-No te acerques, se cómo derrotarte. No dudaré en actuar.

Daichi, en forma de zorro, gruñó.

—¡Cazador!— le llamé a gritos —Interfieres en asuntos que no te conciernen. Haz dado caza a nuestros demonios, poniéndonos en grave peligro— me miró consternado. Nunca había visto un kitsune blanco de ojos rojos —El secreto debe permanecer oculto, si eres capaz de vernos entonces ayudanos a protegernos. Desiste de tu título de cazador, renuncia a nosotros y ocupate de tu vida. Hemos querido hacer esto de forma pacífica pero si vuelves a atacar no dudaremos en hacer lo mismo.

—¿¡P-Puedes hablar!?

—Puedo hacer muchas cosas— espete—Cumple el trato y no tendrás que sufrir en carne propia las cosas que puedo hacer.

—¡Está bien, está bien! Prometo dejar de cazarlos. No hablaré de esto con nadie, negaré la existencia de los demonios.

—Así me gusta. Quedas perdonado por todo lo que haz hecho contra nosotros— le hice una asentimiento con la cabeza a Daichi y este le propinó un golpe en la cabeza a mi tío. Mozu se desmayó en el césped —Bien hecho, espero que sea suficiente. Es momento de llevarlo a casa.

—Pero si cree que es un sueño ¿No es posible que continúe con la casería?

—Es un hombre espiritual, confía en sus sueños. Hasta en el más absurdo— cuando dejamos a mi tío en su cama nos fuimos a esconder en unos árboles para charlar. Sentía algo extraño en el estómago —Ya veo porque a Daisuke y a ti les encanta hacer travesuras, es algo emocionante, se siente un cosquilleo en todo el cuerpo— me estremecí —Aunque la cara de Mozu, aterrado, me destrozó. Creo que se nos fue la mano— cuando solo recibí silencio por parte de Daichi, lo interrogue con la mirada —Te ves triste ¿Qué sucede?

—Daisuke ya no es el mismo, ha cambiado— soltó de golpe, con los ojos brillando en lágrimas —Se parece más a Tuksaka con cada día que pasa. Está creciendo. Con el paso del tiempo se olvidará de mi y no querrá jugar conmigo. Ya no habrá más travesuras.

Lo pensé un momento antes de contestar.

—Es cierto que Daisuke ha estado un poco raro últimamente, pero sigue siendo tu hermano mayor. No te olvidaría— asintió pero no estaba convencido —Quizas es algo pasajero, verás que sus instintos lo llamarán con más fuerza y volverá a ser él que era antes— suspiró, triste —Ya sé, puedes contar conmigo cuando quieras hacer alguna travesura. Solo hasta que Dai se recuperé de lo que sea que tenga. Y te prometo que hablaré con él.

—¿Lo prometes?— asentí —¿Y serás mi compañera de aventuras— los ojos le brillaron enterncidos.

—Ya te lo dije, podemos hacer todas las travesuras que quieras.

—Eres la mejor— me abrazó contra su pecho —No entiendo como Tuksaka no ve la chica increíble que hay en ti— al oír eso me aparté. Estaba conmocionada —¿Qué? Sé que estás enamorada de él. Él único que no le ve es Tuksaka-sama.

—No se que decirte ¿Tan obvia soy?

—Al principio no me di cuenta pero luego todo estaba claro ¿Cómo pude ser tan ciego?— meditó, antes de sonreírme con más ganas —Hasta creo que él también siente algo por ti. De otra forma no te hubiera besado. Quizás Kiba lo saque de sus casillas pero ese viejo sabe controlarse. A tu lado es diferente— me ayudó a bajar del árbol —Solo necesita que le digan la verdad. Se sincera con él y podrán ser felices.

—Gracias, Daichi. No sabes lo feliz que me hace escuchar eso.

—Eres genial, Maiko, no lo olvides nunca— se despidió con un largo abrazo —Ya nos veremos mañana para que me cuentes qué sucedió con el cazador.

Cuando se fué regresé a la casa con un montón de pensamientos en la cabeza. Kiba-kun dormía plácidamente en mi cama y fue que me dí cuanta de lo tarde que era ya. Lo acompañé hasta quedarme rendida a su lado.

.

Al otro día Kiba de disculpó por no mantenerse a salvo mientras yo no estaba. Le dije que no tenía de que preocuparse y que Mozu no volvería a cazar a ninguno de nosotros. En ese momento se convirtió en un perro porque mi abuela había entrado al cuarto a las apuradas, con una extraña sonrisa en los labios. Me instó a arreglarme y que bajara pronto a desayunar porque teníamos visitas.

Cuando me guío al primer piso no supe cómo reaccionar.

—¿Nina-sensei?— mi profesora bebía de una taza de té que le había preparado mi abuela —¿Ha sucedido algo en la escuela?

—Está aquí por asuntos más importantes— dijo Mozu en lo que regresaba y se sentaba al lado de la mujer —Rápido, toma asiento. No puedo esperar más— le hice caso y me senté. Temí que dijera algo sobre lo que había visto en el día de ayer. Cuando estuvo listo para hablar, suspiró y dejó que las palabras fluyeran —Madre, Nina y yo vamos a casarnos.

Tocí, casi atrangantandome. Mi abuela comenzó a llorar de alegría a pesar de que se imaginaba de que iba todo esto.

—Ustedes si que no pierden el tiempo ¿eh?— sonreí a gusto al verlos enrojecer de golpe —Se bienvenida a la familia Tanaka, sensei ¿o debería llamarla a partir de ahora Oba-chan?

—Por mi no hay ningún problema— aclaró, viendo directamente a los ojos de su prometido, admirando a la persona que más amaba. Mozu también empezó a llorar.

Me sentí un poco celosa. Jamás me había imaginado dar un paso así con Tuksaka. Revelarle mis sentimientos y esperar a que me acepte, que no dude a decir que sí.

Pero yo tenía mis propios problemas del corazón. Ya estaba angustiada con todo lo de ser guardiana destituida, pero guardiana, y de alguna forma esperaba que el reino de las sombras cayera para comprobar que podía revelar mis sentimientos de una vez por todas.

—Finalmente, el cazador ha sido cazado— mencioné algo pensativa, logrando que todos se carcajearon ante mi comentario. Pero podía ver en los ojos de Mozu que había aprendido su lección y que se sentía completamente satisfecho de saber que no estaba loco. Además de que ahora tenía algo mejor en donde invertir su tiempo. Olía a una boda acercándose. 

Niebla: El zorro de nueve colas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora