93. POR FAVOR NO CUELGUES.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - 1 Samuel 26
2 Saúl entonces se levantó y descendió al desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel, para buscar a David en el desierto de Zif.
3 Y acampó Saúl en el collado de Haquila, que está al oriente del desierto, junto al camino. Y estaba David en el desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto.


Tuve que pensarmela muy bien para hacer está llamada, tenía mucho miedo hacerlo, es demasiado riesgo para mí, aún así cedi por Jak.

Estoy en la terraza de un edificio en ruinas a la una de la mañana, incluso bebí algunos tragos sin emborracharme, solo para tener el valor de hacer esto.

Creo que sí me mandarán a enfrentar a la vieja Úrsula, no estaría tan nerviosa como hoy.

Tomo el teléfono desechable que Duncan me consiguió y marco el número de Deimond.

—¿Está segura de lo que está haciendo? —me pregunta seriamente Duncan —sino quiere, empacamos y nos vamos.

Yo asiento aunque la mano que sostiene el teléfono está temblando.

—¿Linda? —contesta Deimond la llamada.

El solo escuchar su voz, produjo en mi un sinnúmero de emociones.

No podía explicar lo que estaba sintiendo, solo sé que mi corazón estaba a punto de estallar de lo duro que palpitaba.

Casi que no puedo pronunciar palabra, tuve que revestirme de mucha valentía para poder hablar.

Tome todo el aire que pude para poder hablar sin titubear.

—hola Deimond —salude.

Me costó tanto pronunciar su nombre y sentí mi corazón casi que en mi garganta.

«Creo que me va a dar algo».

Siento lo que sentía cuando era una chica de quince años.

No entiendo porque él me afecta tanto, si estoy enseñada a estar rodeada de hombres.

Lo escucho suspirar.

—¿Dónde estás? —me pregunta con tono suplicante.

Trago grueso.

—me temo que no voy a poder responder esa pregunta —no sé porque diablos estoy llorando —yo...yo...yo creo que ya me voy, solo llamaba para despedirme.

Intento colgar pero él me detiene.

—¡Espera! —dice desesperado y angustiado —no te vayas por favor, al menos puedo hacer una videollamada para verte —me ruega.

Siento mi corazón partirse.

Siento que él está sufriendo mucho con esta llamada, creo que lo mejor fue no haber llamado.

—no, —respondo —no se puede.

Creo que sí hace una videollamada no podré soportarlo.

Y estoy segura que él tampoco, por lo visto está más llevado que yo, tanto que puedo sentir sus fuertes sentimientos hacia mi.

No pensé que una simple llamada fuera a hacer tanto efecto en mi.

«Me arrepiento de haber llamado».

Yo siempre soy una mujer fuerte, pero con solo escuchar la voz de Deimond, me halló temblando, cosa que me aterra.

—¡Linda! —me llama.

—si —respondo.

—por favor no vayas a colgar —me súplica, más lágrima ruedan por mis mejillas —al menos déjame ir en busca de mi violín y dedicarte una canción.

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