San Valentín

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⚠️Harry Potter y sus personajes no me pertenecen⚠️
⚠️Han sido tomado textos originales de H.P⚠️

Harry había estado más cariño de los usual. Dejando suaves besos en mis nudillos en cada oportunidad o descansando en mis piernas. A veces jugaba con mis rizos y otras veces simplemente se negaba a soltarme . Y no es que Harry no fuera tierno y cariñoso pero este nivel era completamente diferente.

Pronto se acabaron las navidades, y todos regresaron al colegio. Aunque el castillo se veía mucho más vivo cuando cientos de estudiantes caminaban emocionados por sus pasillos. Extrañaba la privacidad y el poder sentir el castillo como propio, la sensación de poder vagar por los pasillos solo en la compañía de los muchos retratos y de vez en cuando uno que otro fantasma, era algo indescriptible.

El día que el baño del tercer piso se inundó fue mi primera señal. Había ansiado ese libro por demasiado tiempo como para que cayera en las manos de Harry.

Por lo tanto llegue unos veinte minutos antes que ellos, los cuales estaban entretenidos con un juego en miniatura de Quidditch que había mandado a pedir vía lechuza.

Myrtle la Llorona estaba llorando, si cabía, con más ganas y más sonoramente que nunca. Parecía estar metida en su retrete habitual. Los aseos estaban a oscuras, porque las velas se habían apagado con la enorme cantidad de agua que había dejado el suelo y las paredes empapados. Vaya desastre, una parte de mi sentía lástima por ella. Otra casi me hacía entender a Voldemort, la chica era realmente insoportable.

-¿Qué pasa, Myrtle? -Mi voz salió confiada y me arrecoste contra uno de los lavados.

-¿Quién es? -preguntó Myrtle, con tristeza, como haciendo gorgoritos-.
¿Vienes a arrojarme alguna otra cosa?

-No me divierto arrojandole cosas a una chica indefensa. ¿Por qué cree que lo haría?
-No sé -gritó Myrtle, provocando al salir del retrete una nueva oleada de agua que cayó al suelo ya mojado-. Aquí estoy, intentando sobrellevar mis propios problemas, y todavía hay quien piensa que es divertido arrojarme un libro...

-Eso es muy cruel de su parte. Definitivamente no te lo mereces- Mi voz se volvió suave y la mire por debajo de las pestañas.

-No.. claro que no lo merezco-
-Viste quién lo hizo. Lo reñire por ser tan maleducado con una dama-
-¿Harías eso por mi?-Ella parecía casi emocionada.
-Claro, dime quién fue- Afirme, ella había dejado de llorar.
-No lo sé... Estaba sentada en el sifón, pensando en la muerte, y me dio en la cabeza -dijo Myrtle, mirándome -. Está ahí, empapado.

Había allí un libro pequeño y delgado. Tenía las tapas muy gastadas, de color negro, y estaba tan humedecido como el resto de las cosas que había en los lavabos.
Me acerqué al diario y lo tome en mis manos. Dios tenía entre mis manos uno de los horrocruxes de Lord Voldemort. Me sentía poderosa y a la vez curiosa de lo que podía encontrarme dentro de este diario.
Con un solo movimiento de mi varita el diario que antes estaba empapado ahora se encontraba completamente seco. Abrí la primera hoja y leí las iniciales.

«T.M. Ryddle».

Acaricie las letras, me hubiera gustado conocer a este Tom.

Volví a mirar las tapas del cuaderno y vi impreso el nombre de un quiosco de la calle Vauxhall, en Londres.

-No te preocupes, me aseguraré que nadie te lance más más, pero si Harry y Ron vienen no le digas nada del diario. ¿Es un trato? - Ella asintió conforme.

De un solo movimiento todo el baño se y sus alrededores se secaron y puse sobre la misma Myrtle, un hechizo de rebote de mi autoría. De manera que cualquiera que intentara lanzar algo en sus contra, dicho objeto regresaría dándole al agresor. Solo esperaba que a nadie se le ocurriera lanzarle un cuchillo. Reí ante la idea y salí del baño con el diario en las manos.

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