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En el infierno no existía el día, la noche o diferentes estaciones durante cada año como en la tierra y en el cielo, aunque para Jongdae este aspecto no era ningún problema o algo que envidiar, ya que se pasaba la mayor parte del tiempo en la tierra y no necesitaba regresar constantemente a su "hogar" su espaciosa y vacía habitación en el gran castillo de Luhan, ese lugar no era de su agrado, no le hacía sentir cómodo ni feliz, tampoco era de su agrado el monótono paisaje que conformaba el infierno, planicies infinitas con escasa vegetación, fuertes ventiscas y un clima que varía entre temperaturas extremas, en un momento podría estar muchos grados bajo cero y al otro tener que soportar un intenso calor, había momentos en los que la única fuente de luz era brindada por los relámpagos que constantemente caían o el fuego que aparecía inesperadamente en cualquier lugar, ir de un territorio de algún príncipe o de otro no era ningún gran cambio, la única diferencia era la estructura de los castillos.

Jongdae agradecía ser un demonio de alto rango, disfrutaba de su valiosa libertad, podía hacer lo que quisiera, perder su tiempo en la actividad que decidiera, siempre y cuando robara almas, lo que no necesitaba mucho tiempo, los humanos hacían muy fácil esa tarea, no era la mejor forma de vivir, ni tampoco era que lo disfrutara y le apasionara hacer ese trabajo, pero se conformaba con eso, al menos no tenía que custodiar a las almas en pena, que sufrían ardiendo en llamas o siendo torturadas por algún demonio, eso definitivamente no era lo suyo, la vez que fue a esa parte especifica del infierno no soporto estar entre tanto grito desgarrador y risas escandalosas, en cuanto pudo salió de ahí, ese lugar no era el indicado para disfrutar de una exquisita taza de café caliente al leer cualquier magnífico libro.

Tal como le había dicho al par de ángeles, ese día Jongdae tenía planeado ir a conseguir unas cuantas almas, tendría que decírselo a Jongin, para así aprovechar y cumplir con su trato de ir juntos, pero aún era muy temprano para eso, en el cielo apenas serían las 11 de la mañana, lo que significaba que justo en la tierra habría muchos ángeles, ya que el mejor momento para evitar los encuentros con ellos, era de las 17 a las 19 horas, según el horario de los ángeles, en esas horas la mayoría había completado todas sus misiones y era antes de que comenzara la jornada nocturna de los de ángeles, considerando esto, aún tenía bastante tiempo para poder seguir disfrutando de su lectura.

Jongdae estaba sumergido en la trama de la historia, cuando escucho unos leves golpes en su puerta y seguidamente vio como un sobre pasaba debajo de esta, colocando el separador entre las páginas que estaba leyendo cerro el libro, dejándolo sobre la pequeña mesa, se levantó, camino hasta el misterioso sobre y lo tomo, regreso a su sofá para abrirlo, dentro de ese estaba una tarjeta que tenía escrito "Diviértete en Hollywood" una gran L aparecía en la parte inferior de la nota, dejándole saber que Luhan era el remitente. El sonido de su puerta abriéndose hizo que apartara la vista de la tarjeta.

- Jongdae -saludo alegre Jongin, mientras entraba a la habitación ajena, cerrando la puerta.

- ¿Qué haces aquí? -Jongin señalo con su dedo índice la tarjeta que sostenía Jongdae.

- A cabo de recibir una también.

- ¿Hollywood?

- Si, supongo que hoy será nuestro primer día trabajando juntos -dijo emocionado.

- Desgraciadamente -susurro para sí mismo- aunque todavía es muy temprano para ir allá, nos vemos dentro de cuatro horas -sonrió mientras señalaba la puerta.

- Hey si Luhan mando esto, no se conformara con unas cuantas almas, deberíamos de ir ya.

- ¿A caso el gran demonio seductor de humanos Jongin necesita muuuchas horas para recolectar unascuantas decenas de almas? -dijo con ironía, obteniendo un suspiro del contrario.

ERRORES DE CUPIDO - TEMPORADA IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora