One Shot- The Vampires Diaries

05/ Stefan Salvatore

Los años para un vampiro no eran nada, para una "amistad" lo eran todo. Y no hablo del tiempo que duró, hablo del tiempo separados, especificamente años.

Es por esa misma razón que hora estoy parada frente a su puerta, tocando para llamar su atención.

Doy un paso atrás al ver que se abría.

Un chico de ojos azules y cabello azabache me sonríe ladino.

Damon.

Giro los ojos con disimulo, al reconocerlo. Tal vez es por los años o mi cabello pero no logra reconocerme.

— Hola, linda —saluda— ¿A quién buscas?

— ¿Esta Stefan?

Borra su sonrisa de apoco, cambiando su expresión. Su postura cambia de despreocupada a una más a la defensiva.

— ¿Quién eres?

Sonrió, ladina— Sólo llamalo, vampiro.

Frunce el ceño— Repito, linda. ¿Quién eres?

Muevo mi peso a la otra pierna— Soy Annie, Damon.

Su expresión cambia, pestañeando varias veces. Me repasa de arriba abajo confundido y extasiado.

— ¿La Annie de Stefan? ¿Esa Annie?

— ¿Eso dije, no?

Abre su boca para alegar algo, pero mi atención se dirige detrás de él.

Sonrió.

Sonrió hacia mi mejor amigo.

— Ey, idiota.

Damon se gira hacia la dirección de mi mirada, pero el ojiverde solo me mira a mi.

En un estado entre la confusión y la emoción.

— ¿Annie?

Que si, pesado.

— Hola, lindo.

Corre a velocidad vampírica hacia mi, rio encantada disfrutando de su efusivo abrazo.

— ¿Stefan?

Nos separamos al oír una voz detrás nuestro, me volteo intrigada y veo a... No es cierto.

Aunque al repasarla un segundo reconozco al instante que ella no es Kath.

Todo ella grita ¡No soy Katherine!.

Me relajo, pero me mantengo alerta. Como siempre.

— Hola —salude, simpática.

— ¿Quién es ella?

— Uhhh —se burla Damon.

— La pregunta aqui es... ¿Quién eres tú?

— Soy Elena, la novia de Stefan.

Sentí al susodicho tensarse en mis brazos, así que deduzco que eso es algo que no quería que supiera.

Trague el nudo que no sabía que tenía y me aleje de Stefan.

El voltea a verme y aprieta sus puños, indeciso.

Me acerco a Damon que miraba la escena con diversión.

— ¿Me dejas pasar, ojos bonitos?

Le da una mirada a Stef y luego sonríe— Claro, pasa.

Se hace a un lado, permitiendo el acceso.

Aunque no lo necesito, soy educada.

Entre a la casa reconociendo cada rincón del lugar, me dejó caer con gracia en el sofá.