Capítulo#3

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Luego de varias horas de viaje finalmente llegamos a nuestro destino.

El coche realentiza la marcha mientras nos adentramos por un camino de grava flanqueado por enormes pinos y algún que otro abeto.

A medida que avanzamos por aquel camino la vegetación se va haciendo más tupida y variada. Campos verdes cubiertos de flores silvestres se extienden hasta donde alcanza mi vista.
Sin poder evitarlo sonrío.

Parece salido de un sueño.

Pienso y no puedo evitar sentirme emocionada ante la nueva realidad.

Este sitio será el hogar que compartiré con Sophie. Nuestro hogar.

Si todo sale bien.

Me recuerda mi conciencia y en un acto reflejo aparto la vista de la ventanilla para dirigirla al hombre que dormita en el asiento a mi lado.

-Tiene que salir bien. -Murmuro para mí misma.

-¿Ha dicho algo señorita? -Inquiere el chofer sacándome de mis cavilaciones.

Yo niego y me encojo de hombros.

Él, por su lado asiente en silencio regresando su atención a la angosta carretera.

Luego de algunos minutos finalmete nos detenemos.

-¿Ya hemos llegado? -Cuestiono mientras me inclino hacia la ventanilla.

A través de ella visualizo un enorme portón de hierro que impide nuestro paso.

-Así es señorita. -Responde con simpleza a la vez que saca un pequeño control remoto del bolsillo de su camisa.

Segundos después de pulsar un botón la enorme reja se abre y el auto reanuda la marcha adentrándose en los jardines de la propiedad.

Es hermoso.

Pienso mientras me inclino aún más hacia la ventanillas.

Entonces el coche da una inesperada sacudida que me hace perder el equilibrio tirándome sobre mi espalda e inevitablemente sobre un dormido Kalet que despierta de golpe sobresaltado.

-Lo siento mucho. -Murmuro apenada mientras me incorporo.

Él se aleja de mí tanto como puede luciendo alarmado mientras sus ojos se agrandan desproporcionadamente.

-Yo... lo siento mucho. -Repito sin saber que más decir.

Kalet aparta la mirada bruscamente clavándola en algún punto distante sobre mi hombro, más allá del cristal de la ventanilla. Allí donde los jardines de lirios se extienden regios bajo la luz del sol.

Lo observo por varios minutos intentando descifrar qué es lo que piensa mientras él permanece con la vista ausente.

-Bien, esto es todo. -Declara el chofer una vez que el auto se detiene sacándome de mis pensamientos.

Yo dejo salir un pesado suspiro y llevo mi mano a la puerta, abriéndola mientras estiro mis piernas fuera del coche, feliz de respirar lejos del hedor que emanaba de Kalet impregnando el aire en su interior.

Luego de unos segundos la brisa primaveral golpea mi rostro trayendo con ella el olor de los lirios.

-Bienvenida a casa, señorita. -Habla el chofer a mis espaldas y siento la necesidad repentina de llorar.

Ante mis ojos se erige una enorme construcción de dos pisos, con paredes de piedra gris y techos altos e inclinados de color parduzco que se tornan cobrizos bajo la luz de la tarde.

Le Sang Du Prince © [En Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora