Capítulo 45: el campamento

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Él me miró y alzó las cejas.

—Te llamas como una diosa griega.

Asentí.

—Sip—miré alrededor, y vi que el grupo seguía al lado de la orilla. Tragué saliva cuando vi a Cameron largar una carcajada por algo que había dicho una chica que no conocía.

Entorné mis ojos y la miré mejor. No veía mucho porque estaba todo oscuro y ellos estaban alejados, pero se podía ver que tenía el pelo castaño y era muy bajita. Estaba hablando con Cameron en el medio de la gran ronda que estaban haciendo, mientras miraban al resto bañarse en el lago.

En ese preciso instante, Cameron giró la cabeza directo en mi dirección e hicimos contacto visual. Maldije mentalmente y en seguida corrí mi mirada. Lo que me faltaba, que se diera cuenta de que lo estaba mirando desde la distancia.

— ¿Quién es?

Miré a Elijah y casi me atraganto con mi propia saliva.

— ¿Quién es quién?—pregunté, haciéndome la confundida.

Inclinó la cabeza a un costado.

—Vamos, sabes de lo que hablo.

Suspiré y volví a mirar en dirección a Cameron, pero no lo encontré. Mi corazón trastabilló consigo mismo y mi panza se contrajo, porque tampoco veía a aquella chica. Oh, por dios. Oh, por dios. El sentimiento de angustia se alojó en el medio de mi estómago y me sentí enferma. Se habían ido. Juntos. Solté el aire que no me había dado cuenta de que estaba conteniendo, y miré para todos lados.

—Se han metido al lado—comentó Elijah al lado mío. —Pero no te preocupes, están con los demás.

Abrí mucho mis ojos.

— ¿Tan obvia soy?—pregunté, horrorizada.

Elijah rio. Tenía una risa bonita, un poco ronca.

—Quizás para alguien que te mira desde lejos, no; pero para mí, que te tengo cerca, sí, es más que obvio—me explicó y dio su última calada. Luego apagó el cigarrillo y apoyó los codos en las rodillas, señalando en dirección al lago con la barbilla—. Me sigues sin responder. ¿Ex novio? ¿Amante? ¿Amor prohibido? ¿Te engañó...?

Reí entre dientes con su intento de adivinar, porque no era ninguna de todas las cosas que nombró. Volví a mirar al lago y sinceramente, solo vi sombras moverse por adentro. Seguro Elijah los había visto meterse, porque cuando me miraba a mí su línea de visión daba directo al lago.

Decidí confiar en el desconocido. Es decir, algunas de las mejores charlas las he tenido con gente que ve el panorama muy desde afuera, y él podía ayudarme, quizás.

—Yo lo describiría más como el chico que no puedo tener. Es decir, lo tuve durante unos meses, sin oficializar nada y en secreto, y luego me dejó, con la excusa de que no sentía nada por mí y bla, bla, bla—puse los ojos en blanco.

Elijah asintió y silbó por lo bajo.

—Es tu amante, entonces.

Entorné mis ojos en su dirección.

—No es mi amante.

Levantó una ceja y volvió a recostarse contra el respaldo.

—Amor secreto es igual a amante.

Iba a replicar, pero no tenía sentido seguir discutiendo. Diablos, Cameron estaría orgulloso de mi.

—Esta bien, como tú digas—mascullé—. El punto es que el muy cretino solo me trata como si fuera un pedazo de trapo. Cuando estábamos juntos no era así, pero ahora...soy su satanás personal.

Miradas cruzadasWhere stories live. Discover now