Capítulo 31: primer partido

Start from the beginning
                                    

Esa noche me dormí con una sonrisa, y por primera vez en mucho tiempo, me sentí segura y tranquila. Sus brazos me rodeaban la cintura en un fuerte agarre y suspiré, satisfecha, deseando sentirme así para siempre.


Los días pasaron tan rápido como un huracán, y ya nos encontrábamos a una semana de Halloween. Habían pasado dos semanas desde que Cameron y yo habíamos hecho nuestro trato...Y casi no podía creerlo, pero todo iba de maravilla.

Habíamos establecido una especie de rutina, que consistía en que cada vez que estábamos libres, él se quedaba a dormir en mi habitación. No volví a sacar el tema de dormir en su dormitorio, aunque sospechaba que no me quería ahí por algún motivo en especial. Pero ese no era mi problema ahora, así que me concentre en que el sexo era increíble.

Bueno, eso era mentira.

No era increíble. Era la cosa más perfecta que jamás hubiese probado. Diablos, él sabía exactamente lo que hacía. Sabía exactamente lo que me gustaba. Y nos complementábamos de maravilla.

Más allá del sexo, no habíamos vuelto a tener otra cita no cita. Nuestros encuentros se hacían mayoritariamente en mi habitación (ya que Amber comenzó a pasar las noches fuera de casa, con su misterioso Cody, el cual todavía no había conocido) o en la clase del señor Black, en donde gracias a los dioses habíamos aprobado la primera entrega, y ya habíamos hecho dos más. Ahora, en unos días, debíamos hacer una entrega realmente importante, pero nos estaba costando un poco más de lo debido concentrarnos.

Primero que nada, porque Cameron tenía sus manos inquietas. Como en este momento. Tenía su mano dentro de mis pantalones, cuando se suponía que nos habíamos reunido específicamente para seguir haciendo el proyecto.

Me removí inquieta y mi respiración se aceleró. Él estaba al costado mío, y me estaba dando besos en el cuello. Su mano no paraba de moverse.

—Cam...debemos...deb...Joder—no podía ni hablar, porque había movido la mano en esa posición que no me permitía pensar en nada más.

— ¿Qué decías?—susurró en mi oído y se movió más rápido.

—Yo...

No pude hablar más, porque llegué al clímax. Me agarró, me absorbió, y luego caí en un espiral.

Así de bueno era.

Cuando ambos nos tranquilizamos, me puse de pie y corrí todas las fotocopias de los textos. Era lunes y volvía a llover otra vez. Así que, aquí estábamos, a las seis de la tarde, tratando de poder avanzar un poco en el proyecto, aunque bueno, no habíamos logrado mucho.

Solo habíamos llegado a escribir tres renglones antes de que Cameron y sus manos me quitaran el poder de decisión.

— ¡Hay que terminar esto, Cam!—dije y lo fulminé con la mirada.

Él rio y se pasó la mano por la cabeza. Así, sus bíceps y su asombroso tatuaje quedaron a la vista.

—Oye—dije, y esta vez fue mi culpa la distracción— ¿Por qué decidiste tatuarte las Reliquias de la Muerte? Es un tanto tétrico.

Él frunció el ceño y se miró el tatuaje. Estaba divino con una remera negra y pantalones del mismo color.

Volvió a acomodarse en el respaldo de la cama y se encogió de hombros.

—Creía que te gustaba.

—Pues, si, me gusta, pero nunca me dijiste la razón.

Era verdad. Y ya que parecía que no íbamos a adelantar nada del proyecto hoy, mejor hablar de algo interesante. O sea, él y su maldito sexy tatuaje.

Miradas cruzadasWhere stories live. Discover now