Capítulo 8

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Al soltarlo observé su rostro por un momento; no podía apartar la mirada de aquellos preciosos ojos negros, los cuales me hacían sentir muy segura.

Decidí abrazarlo una vez más, me hacía tan bien estar a su lado. Pero esta vez él me abrazó con mucha más fuerza.

-¿Que sucede?- le pregunté al oído.

-Me gustas Adriana, ¿es que no te has dado cuenta?- me lo dijo en un susurro.
En ese momento sentí que el corazón se me iba a salir, realmente no tenía palabras, mi cabeza estaba en blanco.

-Sabes que no es el mejor momento- solté de repente, sin pensarlo, sin analizar que aquel chico que al principio solo me hacia recordar a mi Edward, me estaba confesando sus sentimientos y que por una razón que yo bien sabía, no le confesaba los míos, por eso sentía que mi respuesta era absurda y fuera de lugar, pero aún así él me sonrió.

Llegamos al aula de clase y por primera vez decidimos sentarnos juntos; pasó la primera hora de clase y sentía que me iba a quedar dormida, cuando de pronto vi que la mano de Ed se acercaba a mi cuaderno, él estaba dibujando algo y mientras lo hacía una sonrisa se formaba en mi rostro. Cuando terminó observé un corazón lo cual inmediatamente me recordó a aquellos detalles de Edward...

Volvía al salón después del receso y vi que Edward estaba al costado de mi mochila, lo cual me pareció sospechoso e inmediatamente creí que intentaba hacerme una broma, así que decidí preguntarle.

-Edward, ¿qué haces?

-Nada- y se fue sin más.

Me senté en mi silla aún con la curiosidad, qué rápidamente se fue cuando vi a la profesora entrar al salón. Pidió sacar los libros así que obedientemente lo hice y me ubiqué en la página que ordenó. Mi curiosidad volvió a aparecer cuando observé un pedazo de papel entre aquellas hojas que yo no recordaba haber puesto ahí, así que sin pensarlo dos veces lo desdoblé y al leerlo sentía que mi corazón se iba a salir de mi pecho. "Tu ya sabes quien soy, ¿Quieres ser mi novia?". Esas últimas cuatro palabras hicieron que estalle en mí un sin fin de emociones, y lo único que hice fue observar aquel corazón rojo que estaba en la esquina de aquella nota.

Levanté la mirada hacia Ed y le dediqué una sonrisa, él volvió a dirigir su mano a mi cuaderno pero esta vez solo escribió. "Te ves tan hermosa cuando sonríes".

Como la primera vezWhere stories live. Discover now