7.

138 14 7
                                    

–Pareces una princesa con esa corona de flores–Río sonrojándose–Sigues tan hermosa como el día que te fuiste, tanto como el día que te conocí–Susurré contra sus labios, rozando nuestras narices.

–Creí escucharte decir que me veía fatal–Dijo de la misma forma, sin abrir sus ojos.

–¿Vas a creerte todo lo que dije enojado?

–Las personas dicen lo que realmente piensan estando molestas–Aclaró

–No sabes las ganas que ahora mismo tengo de besarte–Confesé–Pero no  puedo...–Me aleje, llenándome de recuerdos que impedían mis deseos.

Y vi, entonces como sus ojos cansados se iluminaban de tristeza.

"Los humanos rompen, los humanos  dañan, los humanos mienten, y sin embargo seguimos enamorándonos de uno." 

Creo que es momento que me lleves a mi casa–Pronuncio después de un incómodo silencio

–Tienes razón, es tarde...vamos–La vi caminando frente a mi, con una forma tan inigualable de hacerlo. Tan elegante y firme–Es amable ¿No?–Solté

–¿Quien?–Me vio confundida

–Ese tal Rich amigo de Laura–Levanto sus hombros

–Un poco si, es guapo también pero no sé si sea mi tipo–Dio un sorbo a su café

–Pues no lo creo porque al parecer tú tipo somos los que nos gusta el peligro y lo difícil–Casi escupe el líquido de su boca provocando una carcajada de mi parte–El no parece ser de esos

–Eso es algo que no debería importarte–Estacione mi auto al llegar–Gracias–Abrió la puerta y antes de si quiera bajar la detuve del brazo

–Mañana es mi descanso, puedo venir por ustedes a la hora que me indiques.

–Podría ser después de medio día ¿Te parece?–Asentí–Nos vemos, Simon.

Adele.

–¿En donde estabas Adele Laurie Blue Adkins?–Me cuestionó sacándome el susto de mi vida

–Me asustas–Dije con la mano en el pecho–Por ahí–Me dirigí a la cocina

–¿Por ahí con Simon? Ese carro lo conozco muy bien ¿Ya se te olvidó? Además de esa música escandalosa que se escuchó antes de irse, seguro despertó a todos los vecinos.

–¿"I was made for lovin' you" de Kiss?–Me serví un vaso de agua y me quite los tacones–Una joya ¡Me encanta!–Bufo molesto

–¿Que hacías con el?

–Tenemos un hijo en común ¿Recuerdas? Ya no soy una niña Cameron y tú tampoco un adolescente–Me recargue en la barra

–¿A donde quieres llegar?–Aclaro su garganta nervioso

–¿Yo?–Me señale–A ningún lado pero espero que tú si sepas a donde porque creo que estás consiente que Laura está casada ¡Con tú mejor amigo!–Negué–Sumándole que ella es mi mejor amiga también y su cuñado es papá de mi hijo.

–Ni me lo recuerdes–Se puso a mi lado

–¿Que demonios pasaba por tu cabeza, Cameron?

–No lo se, solo se que la quiero y no puedo evitarlo ¿Que se supone que haga?–Lo abrace de lado

–Por experiencia propia lo único que puedo decirte es que hagan las cosas bien porque de no ser así terminará muy mal.

–¿Mami?–Vi a mi pequeño entrar tallando sus ojos–¿Donde fuiste?–Lo cargué besando todo su rostro haciéndolo reír–Eres una princesa–Señaló mi cabeza–¿Puedo ser el príncipe?

–Con tía Laura mi amor y claro que puedes serlo pero ahora iremos a dormir ¿Te canto?.

–¡Si!–Grito emocionado–Remedy...

Buena elección Peanut–Bese su nariz–Vamos a la cama

–Descansen–Escuche decir a Cameron antes de subir.

–Peanut–Moví el cabello que cubría sus ojos–¿Recuerdas lo que hablamos de papá?

–¿Ya podré conocerlo?–Dijo entusiasmado

–Mañana vendrá por nosotros para ir a tu parque favorito–Se levanto rápidamente dando brincos en la cama–Mi amor–Reí–¿Estas feliz?–Se aventó encima de mí abrazándome

–¡Mucho!–Acaricio mi mejilla y puse mi mano sobre la suya–¿Ya estaremos juntos?

–Si no te duermes no vas a querer despertarte para cuando él llegue–Evadí su pregunta

He de confesar que su pregunta fue como una puñalada al corazón, no tenía el valor de explicarle que su papá y yo no estaríamos más juntos.

Ojalá el destino se acuerde de nosotros y de esa historia que dejamos pendiente.

No podía dormir como ya era común, simplemente me quedaba ahí, mirando hacia él techo con mi hijo abrazado a mi, su rostro tan tranquilo y sereno.

A mi mente vino el recuerdo de ese hombre, la dulzura con la que hablaba y sonrisa sincera. Probablemente ni si quiera volvería a verlo.
Inmediatamente mi sonrisa se borro al recordar las palabras de Simon.

Yo también anhelaba que me besara.

Mañana siguiente.

–Mami...no quiero–Se quejó

–Hoy hace mucho frío Peanut y si no usas la chaqueta vas a enfermarte, no queremos eso ¿O si?.

–Está bien–Apreté sus cachetes y salió disparado de la habitación antes que le pusiera su gorro.

Me vestí cómodamente y decidí no maquillarme, no estaba de ánimos.

–Hoy Peanut saldrá conmigo–Avise

–Perfecto niña–Note que limpió disimuladamente sus lágrimas

–¿Estas triste, Paulina? ¿Los extrañas?

–Muchísimo. José es mi esposo desde hace treinta y ocho años, a Alex lo crié como si fuera mi propio hijo–Sorbió su nariz–Pero tengo el consuelo que están cuidándose juntos.

–¿Has hablado con ellos?

–No–Dijo para nada convencida y evidentemente no le creí.

No quería indagar más en el tema, salí con mi hijo sentándonos en la banca fuera de la casa. Él empezó a corretear de un lado a otro detrás de una pequeña mariposa.

–¿Que pasa contigo, Simon?–Susurre mirando la hora. Estaba retrasado por treinta minutos–Angelo, creo que deberíamos ir adentro.

–¿Y papá?

–Creo que tuvo cosas que hacer–Tome su manita, cuando estuvimos cerca de la puerta escuchamos el claxon de la camioneta.

–Hola–Camino cerrando su abrigo–Perdónenme, había mucho tráfico.

Angelo levantó la miraba asombrado, lo señalo y me vio suplicante.

–¿Es el?–Tapo su boca, le di un empujóncito y corrió hacia el–¡Papá! ¡Papá también es policía! ¡Papá salva personas!–Lo apretó a su cuerpo, lo abrazó demostrándole la felicidad que sentía–Papi...–Acuñó con sus pequeñas manos la cara de Simon

–Gracias–Leí de sus labios.
No quise arruinar el momento por lo que los dejé hablar a solas–¿Nos vamos?–Sentí su mano en mi hombro–No sabes lo feliz que estoy–Dijo enternecido–Me has hecho el hombre más feliz del mundo.

–Te lo mereces, mereces ser feliz. No deseo nada más que lo mejor para ti.

Lastime su corazón, no me había tomado el tiempo de ver sus ojeras crecer por aquellos desvelos diarios. Agrande sus inseguridades.
Me rendí a mis pecados y trajo manos que no eran las suyas.

Lo mantuve atado al limbo, buscando llaves rotas para poder comunicarse.

Él jamás mereció todos esos diluvios, jamás mereció el sufrimiento de mi ausencia, jamás mereció el error en que me convertí.

¿Tiempo Para El Lamentó?...Tal Vez En Otro Momento. Where stories live. Discover now