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No recuerdo la última vez que vine a la madriguera, creo fue apenas unas semanas después de la derrota de Voldemort.
En esos días el horizonte solo anunciaba luz y nuevos inicios, las pérdidas seguían frescas y las noticias iban y venían sin control.

Para esos días podía jurar que amaba a Ron, y si bien el amor continúa jamás será como alguna vez pudo ser.

Pero esos son desvaríos y cosas que entorpecen el momento, un momento que debe ser importante o al menos uno de los más tensos de mi vida.

Puede ser la razón del porqué, o Harry; el señor Weslay, la señora Weslay, Kingsley o Narcissa.
Sea cual sea la razón de mi angustia, rasco mi mano.
Hay cosas que me siguen desconcertando, como el té hecho por la señora Weslay junto a la tarta de limón que nos sirvió amablemente.

Narcissa toma del té, corta la tarta y la lleva a su boca complacida.

Esa simple acción provocó que el aire retenido en mi pecho saliera en forma de suspiro.

-Entiendo que, el señor Malfoy descubrió algunas cosas- inicia afortunadamente Harry la plática.

-Así es. Si bien nuestra familia no es bien vista, sería una mentira negar muestras conexiones- un nuevo sorbo y me mira -Hasta dónde Lucius pudo tomar, uno de tus principales problemas sería el encargado del Departamento de regulación y control de criaturas mágicas-

-Tiene sentido- dice la señora Weslay sentándose al lado mío -Hermione tiene una fuerte visión de igualdad-

-Aun así ese departamento es uno de los más renegados dentro de la comunidad mágica. Por lo que no se debe buscar poder, al menos no uno político- habla ahora Kingsley provocando un pequeño dolor de cabeza entre tantos cambios.

-¿Sabrían la razón?- pregunta Narcissa -Si no es un alza en la política, suponiendo eso ¿Qué sería?-

Sobo mi frente, desacostumbrada a tantas voces al mimo tiempo como antaño.
En estos dos meses y medio me había acostumbrado a solo la voz de Bellatrix.

Su ronca y chillona voz...
La manera en la que su nariz se arruga cuando algo no le gusta; la forma que tiene de pedir cosas  y a la vez negarlas, su mirada curiosa cuando su atención se centra en los brillos de la calle o pequeñeces de un auto, su risa, su burla, su quejido.

Todas esas cosas se volvieron tan gradualmente en mi día a día que ahora me asfixio entre tantas voces y pensamientos.

Pude ser que mi mente aún no está lista para volver al mundo mágico.
Puede que solo sea cansancio pues es sábado y el día anterior ambas tuvimos la maravillosa idea de ver películas rentadas hasta que no pudiéramos más logrando llegar a las cinco de la mañana. Un golpe duro cuando Kingsley me pidió estar aquí a las nueve de la mañana.

"Posiblemente Bellatrix siga durmiendo"- pienso cortando la tarta. Pero no es momento de pensar en ella, aunque para ser justa esa es la razón del porqué estoy aquí en lugar de mi hogar.
¿Por qué el jefe del Departamento de regulación y control de criaturas mágicas me quisiera en una estaca, qué gana alguien que no destaca y parece no querer hacerlo? ... Bellatrix tendría la respuesta, ella ama esos estúpidos programas de detectives y se pone a jugar como si ella fuese uno, tendría la respuesta a la solución sin duda.

Una persona de poco poder, pero a la vez con el necesario como para ser incluido y mover hilos... una persona así, solo busca.

-Poder- interrumpo a los demás -Es eso. No quiere destacar, pero quiere más poder, Kingsley. Dices que ese departamento es uno de los más alejados para una parte de la población ¿No?-

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