1. Bailando bajo la lluvia

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Tal vez no iba a ser tan difícil, después de todo este Gabriel no era más que un ángel sin todo el estrés y la arrogancia que ser el arcángel supremo le dio, y quitando todo el incidente ocurrido en la librería del ángel traidor, le parecía que el nuevo Gabriel era la cosa más dulce e ingenua existente. Por supuesto que este no era de quien se enamoró, Beelzebub cayó ante Gabriel, el que era arcángel supremo y príncipe celestial, el mismo que adoraba vestir ropas caras y miraba con vanagloria en su propia dirección, a él le gustó que Gabriel fuese así de seguro y fuerte; pero ya no tenía más de eso, quizás tan solo un poco, pero nada tan ruidoso o llamativo como para imponerse sobre la dulzura que ahora dejaba ver. Estaba bien con eso, después de todo el tonto no aplastó a la mosca sabiendo las consecuencias que eso les traería, y sin importar nada, Beelzebub ya no puede dejar de amarlo.

Miró a Gabriel, él parecía muy curioso mirando el cielo que rodeaba a Alfa Centauri.

—¿Te gusta?

Gabriel miró en su dirección con una sonrisa bonita en la cara, y Beelzebub sintió que podía derretirse ante eso.

—Me gusta.

La sonrisa le fue devuelta, y luego, porque quería hacerse el donjuán, Beelzebub se acercó a él para mostrarle la pequeña estrella roja que los orbitaba, y de paso, tomarle de la mano. Gabriel ni siquiera escuchó sobre la estrella, sino que toda su atención se fue a su mano siendo tomada por Beelzebub.

— ¿Para qué tomas mi mano? —preguntó sin perder la sonrisa —puedo ver el cielo, aunque no me tomen de la mano, ¿pensaste que lo necesitaba para mirar mejor, señor Bee?

Y por un momento Beelzebub no supo qué decir, cómo podía Gabriel ser tan despistado, fue demasiado iluso cuando creyó que sería sencillo ganar su amor de nuevo, porque sí, él podía ser un contenedor de ternura e inocencia, pero justo eso hacía las cosas más complicadas, el ángel no iba a entender que estuvieran intentando conquistarlo.

—Es algo que hacen los que se quieren, ¿ezto es molesto para ti, angelz? —tenía que calmarse, Gabriel sonrió ante el zumbido en su voz, pero él sabía que estaba allí porque se sentía ansioso ante su respuesta.

—Pero el señor Fell no me tomaba de la mano y él me quiere mucho, porque me daba chocolate caliente.

—Oh, bueno, eso es fácil, sí, es porque, bueno, lo que quiero decir... —Beelzebub se sintió un poco intimidado cuando Gabriel se inclinó hacia él y luego lo miró fijamente con sus ojos bien abiertos.

—¿Por qué?

—Son formas distintas de demostrar el cariño por alguien.

—¿Eso quiere decir que sientes cariño por mí, señor Bee?

—Así es, ángel, eso siento.

Gabriel sabía perfectamente lo que debía responder ante eso, el señor Fell le había enseñado muy bien: —Gracias.

Beelzebub se sintió ofendido ante eso, acababa de abrir sus sentimientos ante él y todo lo que recibía a cambio era un odioso "gracias", él quiere que le diga que puede volver a amarlo, para qué necesita su agradecimiento. "tengo cosas que hacer", dijo para irse a tomar un poco de aire, lo necesitaba, y lo peor de todo fue que Gabriel ni siquiera se percató de lo que ocasionó.

Él se sentó sobre el suelo y no hizo más que mirar hacia el vacío, Gabriel estaba mirando el cielo de nuevo, sin importarle o saber siquiera que sus sentimientos estaban heridos, lo miró, tan tranquilo, tan lindo, tan fácil de amar, pero que había olvidado todo el amor que él había sabido ganar, a Beelzebub le había atraído el arcángel desde que se canceló el Armagedón, y luego había decidido fingir la necesidad de una reunión para hablar al respecto, pero él no necesitaba eso, él solo quería verlo. Suspiró ante eso, y después, para no pensar en algo que no era culpa de ninguno de ellos, invocó una radio pequeña e hizo sonar una bonita canción que había amado de inmediato cuando la escuchó en el viejo apartamento de Crowley, una vez que había decidido ingresar sin autorización y fijarse qué cosas hacía el demonio, Crowley era fan de esa banda inglesa llamada Queen, y cuando Beelzebub ingresó esa vez, lo vio colocar un vinilo y luego servirse vino y una bandeja de quesos, la música fue buena, pero esa canción en especial había sido tan hermosa que Beelzebub no pudo sacarla de su mente y la cantó durante días cuando nadie lo escuchó, él no tenía a Gabriel para ese entonces, tal vez eso había hecho que la apreciara tanto, deseaba algo que pensaba que no podía tener.

Gabriel se acercó con curiosidad ante la música que sonaba, Beelzebub volvió a cantarla después de mucho:

Just one year of love

Is better than a lifetime alone

One sentimental moment in your arms

Is like a shooting star right through my heart

—Me gusta este sonido —dijo Gabriel provocando un pequeño susto en Beelzebub.

—Baila conmigo, ángel.

—¿Bailar?, pero yo no sé bailar.

—Yo te enseñaré.

Y Gabriel se dejó hacer, dejó su mano tomando la parte baja de la espalda de Beelzebub, justo donde él lo había indicado, y usó la otra para entrelazar sus dedos, y la mano libre de Beelzebub se aferró a su brazo.

La canción sonó tantas veces que la lluvia los alcanzó, Gabriel no recordaba haberse mojado nunca con la lluvia, pero al señor Bee parecía no importarle en absoluto, así que a él tampoco. Miró a Beelzebub con sus ojos cerrados e imitó la acción, y luego, se sintió solo un ángel bailando bajo la lluvia con una bonita canción de fondo y un ser que lo tomaba como si pudiera desaparecer. 

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