— ¡Me encanta! Ya me imaginé con esto puesto, se verá increíble con un pantalón negro de vestir.
— Aún hay más dentro de la bolsa — Señale
Él buscó en la bolsa y sacó lo restante, se emocionó como un loco al sacar su bolsa de dulces favoritos y enseguida rompió el envoltorio para comer algunos, también saco de ahí una carta escrita en una hoja color rosa
— ¿Sabes preciosa? Me encanta que siempre me regalas cartas de amor en días especiales, incluso en un día normal siempre tienes una carta para mi.
  — Te llamaré la señora de las mil cartas, de verdad podría llenar una caja entera con todas las cartas que he recibido de ti— Expresó con una sonrisa mientras quitaba los dobleces de aquella rosada hoja la cual de inmediato comenzó a leer sin quitar la sonrisa del rostro. Al terminar dicha lectura ladeó la cabeza de una manera tierna y externo su agradecimiento
Tomo mis manos — Gracias por hacer de este día un día especial hermosa, gracias por estar conmigo, me ha gustado tanto todos estos detalles y tus palabras en la carta fueron tan lindas, me sorprende tanto siempre las cosas tan bonitas que me escribes.

— Solo escribí lo mucho que me has hecho sentir desde que te conocí.
— Pero la manera en que escribes es increíble, por ello cuando saques tu libro quiero ser el primero en leerlo, porque confío en tu habilidad para expresarte a través de las letras.

Después de aquellas palabras nos fundimos en un abrazo lleno de cariño.
— Anda, vamos que nos espera una película en el cine — Exprese y solté su abrazo, él tomó sus regalos y se levantó de la mesa, caminamos por la plaza comercial hasta llegar al cine, lugar donde amábamos ir en nuestras primeras citas pero debido a la contingencia sanitaria tenía mucho tiempo que no asistíamos, tras un año volvimos a ese lugar para ver una nueva película en la pantalla grande.
Mientras esperábamos en la enorme fila para comprar nuestros refrescos y palomitas Gerry me cantaba canciones un tanto extrañas pero graciosas, esto con la finalidad de no aburrirnos por los minutos que llevábamos en espera.
Cuando por fin logramos pasar, compramos un enorme bote de palomitas con extra mantequilla, dos refrescos grandes y algunos dulces, entramos y disfrutamos de una fantástica película de acción, durante la película recargue mi cabeza en su hombro como solíamos hacerlo en nuestras primeras citas, fue maravilloso, me sentí como cuando nos conocimos.

Dos horas más tarde, cuando la película finalizó salimos de la sala con el propósito de ir a comer.
— Hoy eres el cumpleañero ¿Que deseas comer?
— Quiero que comamos de las tortas gigantes que comíamos en nuestras primeras citas — Respondió sin pensarlo.

— Deseo concedido — Dije mientras lo miraba dar la primera mordida a una torta que apenas y cabía en su mano.
Ambos estábamos sentados afuera de la plaza comercial en una banca rodeada de naturaleza, ya habíamos estado ahí antes, hace casi un año.
Mientras disfrutábamos de nuestra comida conversábamos acerca de muchos temas en especial de su pasado y de su vida en el campo, vida que él amaba recordar y platicaba lleno de orgullo.
  — ¿Quieres que te platiqué un recuerdo gracioso que me pasó en un cumpleaños cuando vivía con mis padrinos? — Pregunto con emoción el chico frente a mi y por su puesto no dude en decir que si
  — Hace unos años, exactamente un 2 de Abril mi madrina sabía que amaba la pechuga de pollo así que hizo esa comida para mi cumpleaños y me dijo "Hijo, es tu cumpleaños, puedes comer las pechugas de pollo que tú quieras", por supuesto yo le tomé la palabra y como como si no existiera un mañana, a las pocas horas estaba muriendo de indigestión y no podía ni moverme de lo mucho que me dolía el estómago, verdaderamente comí mucho, aún más tarde comí pastel — Fueron unos increíbles cumpleaños los que pase en mi hermoso pueblo.
  — Se lo mucho que extrañas estar allá, me encanta que me platiques lleno de emoción lo que viviste junto a las personas que consideras tu familia, amo escuchar esas historias que te hace feliz recordar.
Después de nuestra extensa plática volvimos adentro a la plaza comercial, mientras caminábamos, a unos pasos de entrar cruzaron por nuestro camino un par de niños con las ropas sucias y un poco rotas a los cuales Gerry no dejaba de mirar hasta que se acercó a ellos a quienes les entrego un billete de más o menos una alta denominación a cambio de un dulce.
Verlo hacer eso no era nada extraño pues mi novio es de las personas con el corazón más doble que pude conocer a pesar de no aparentarlo.
  — Ten Gema, un dulce para ti
Entrego el dulce que había recibido de los pequeños en mis manos, lo dividí a la mitad y lo compartí con él para enseguida entrar a la plaza comercial, dar un último recorrido antes de caer la noche. Mientras caminábamos por los pasillos vimos algo que llamó nuestra atención, una máquina de fotografías instantáneas, decidimos entrar en ella y tomarnos algunas fotografías haciendo caras graciosas.
Salimos de la cabina y de ella salió una tira con seis Fotografias que decidimos cortar a la mitad para quedarnos tres cada quien. En nuestro recorrido y paso por una tienda Gerry vio una botella de agua de superhéroes la cual me hizo comprarle con el pretexto de ser su cumpleaños, tal argumento me dio ternura así que no tuve otra opción que comprarla y entregársela.
A través de las ventanas percibimos que el sol comenzaba a ocultarse, por ello decidimos volver a casa. Antes de irse decidimos descansar un rato, nos acostamos sobre la cama y me recargue en su pecho
  — Feliz 23 cumpleaños amor mío, estoy feliz de compartir otro cumpleaños a tu lado.
  — Gracias preciosa, gracias por hacer especial este día — Beso mi frente y me abrazo con fuerza.

1460 días junto a él Where stories live. Discover now