El novio de Kim Jong In

Labios Acorazados

Su mirada estaba enfocada en la ventana, mientras veía caer las suaves gotas de lluvia por esta, no era más que una pequeña llovizna, pero aún así se podía escuchar el sonido de estas golpeteando el cristal.

Estaba perdido en una bruma de emociones mientras permanecía sentado sobre aquel sofá verde musgo que su madre no entendía porque pidió comprarlo.

Vestido con un hermoso abrigo de lana blanco impoluto, combinaba perfectamente junto al pantalón de vestir color beige. Estos hacían ver si rostro mucho más claro de lo que en realidad era, resaltando sus hermosos lunares en su tersa piel, haciendo sus ojos grandes de color cafés y sus labios rosas en forma de corazón.

Se sobresaltó un poco al sentir dos golpes suaves en la puerta de su habitación.

-¿Kyungie?- Era la voz de su madre quien lo sacó de su ensoñación.

-Adelante.

Divisó a la mujer ingresar a la habitación con pasos lentos, cerrando la puerta de esta para acercarse a su hijo.

-¿Todo en orden, cielo? Te estoy llamando desde la sala hace diez minutos y no tengo respuestas.

Puso notar la mirada perdida de su hijo y el ligero puchero que sus labios hicieron.

-Lo siento, de verdad no te oí.

-Eso pude deducir, por eso preferí tocar la puerta.

-Mamá ¿Cómo fue tu primer encuentro con la abuela Do?

Aquello la tomó desprevenida, Kyungsoo normalmente no hacía esa clase de preguntas, más bien era alguien que prefería evitar cualquier cosa sobre la relación de sus padres.

-Oh, pues fue algo complicada- Tomó asiento en la cama de su hijo, quedando frente a este- Me gustaría decirte que las cosas salieron bien, hijo pero sería mentirte. Tu abuela no fue la mejor anfitriona en ese momento, además tu padre tampoco fue de mucha ayuda.

El semblante de Kyungsoo pareció ensombrecer nuevamente. Ella al ver eso decidió inclinarse un poco antes de tomar su rostro con ambas manos.

-¿Por qué mi bebé tiene esa carita tan triste? ¿Pasó algo con Kim Jong In?

-¡Mamá, por favor! No soy un bebé, tengo diecisiete.

Suspiró ante la negativa de su hijo antes de soltarlo y ponerse de pie.

-Bueno, en ese caso creo que me voy a retirar. No quiero interrumpir tus pensamiento. Solo trata de no durar cinco horas más de ese modo y saltarte la cena, no es sano.

La mujer se dispuso a salir, limpiando las notas invisibles de su atuendo antes de ponerse de pie, pero una mano cálida con un gesto tímido la detuvo.

-Mami, no te vayas...

Aquel tono mimado le sacó una sonrisa, pero prefirió ocultarlo para así no incomodar a su hijo. Volvió a la cama, esta vez acostándose e invitando a su hijo a hacer lo mismo con una palmada sobre el colchón. Kyungsoo dió una exhalación fuerte antes de unirse a su progenitora, estando ambos frente al otro ella pudo notar el parecido que tenía su hijo consigo misma.

Kim Go Eun era una mujer hermosa, y dulce al mismo tiempo, quizás su carácter en ocasiones no era el mejor. Pero había sido una madre abnegada a la crianza de su retoño desde que supo que estaba embarazada. Su vida de casada no había sido la mejor, ni en los primero años y mucho menos los posteriores a estos, pero cuando veía a su hijo sentía que todo sufrimiento había valido la pena.

-¿Qué sucede, Kyungsoo? Me preocupas.

-Es Jong In... me escribió un mensaje, dice que su abuela va a cumplir sesenta años y quiere conocerme.