Capítulo 27 👑

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Luca

Cuando mi mente se aligeró me puse al día con el resto de mis soldados. Uno de ellos me había traicionado y casi le costó la vida a Isadora. Tenía que asegurarme de que la gente correcta estaba de mi lado y que no me apuñalarían cuando les diera la espalda.

Me moví alrededor de la habitación y miré a los hombres. Cada uno de ellos me devolvió la mirada con nervios y expectativas. Fueron negligentes e incompetentes. Les di mi confianza y me fallaron. ¿Cómo podía confiar en la seguridad de mi familia mientras no estuviera aquí? Si yo fuera más despiadado los mataría a todos y no consideraría una segunda oportunidad.

—¿Qué ha pasado durante mi ausencia? —pregunté. Nadie tuvo el valor de contestar y agacharon las cabezas al suelo. Mi mandíbula se tensó y los rodeé con un arma en mi mano—. ¿No he sido lo suficientemente claro, muchachos? —Alcé la voz y mi poca calma se fue al demonio—. ¿Qué carajos ha pasado aquí?

Hubo un breve minuto de silencio.

—Violaron la seguridad y atacaron a su esposa—respondió uno de ellos.

La tensión en la habitación aumentó. Las orejas puntiagudas de Laika se levantaron expectantes mientras escuchaba atentamente. Los soldados permanecieron fuera de su camino y Luciano mantuvo la misma expresión amenazante. Él tampoco estaba feliz con esto. Kiara pudo salir herida.

—Te estás olvidando detalles importantes, Mattia. ¿Qué más?

Se enfocó en el cuadro detrás de mi espalda porque se negaba a mirarme fijamente. Hombre inteligente. Hoy no estaba dispuesto a lidiar con sus estupideces y si Laika atacaba no lo defendería.

—Nos ha traicionado uno de los nuestros y estuvieron a punto de llevarse a su hijo.

Me acerqué a él, terminando cualquier distancia. Intentó retroceder, pero se quedó quieto tragando saliva. Si corría le dispararía.

—¿Crees que merecen vivir?

No contestó. Él sabía la respuesta.

—La madre de mi hijo estuvo a punto de ser asesinada frente sus narices—Extendí la mano y rodeé su cuello. Sus ojos se abrieron de par en par—. Otro error de esa magnitud y todos ustedes estarán muertos. ¿He sido claro?

Asintió rápidamente.

—Sí, señor.

Balbuceó otra disculpa, tratando desesperadamente de no perder el aire. ¿Qué sentido tenía contar con su servicio si no podían hacer algo tan importante como resguardar la vida de mi familia? Estaba perdiendo los estribos y quería sangre, pero no la de ellos. Fernando Rossi era el verdadero objetivo aquí. Lo que le haría a ese hijo de puta...

—Regresen a sus puestos—dije dando un paso atrás—. Y recuerden que si vuelven a fracasar van a pagarlo con sus propias vidas.

Con esas últimas palabras subí las escaleras con Laika y Luciano siguiéndome los pasos. No había recibido ningún mensaje o llamada por parte de Alayna. Gian estaba ocupado en una operación relacionado con nuestro cargamento y tenía un mal presentimiento. Él era muy comunicativo. El silencio significaba malas noticias.

—¿Y bien? —Le pregunté a Luciano—. ¿Pudiste hablar con Gian?

Soltó un suspiro antes de sentarse en la silla frente a mi escritorio mientras yo destapada la botella de whisky. Laika recogió su juguete con forma de hueso de la alfombra y subió en el sofá.

—Se quedó sin batería y no pudo comunicarse antes. Lo que voy a decirte no te va a gustar.

Tomé un trago de whisky y le hice un gesto con la mano.

El Rey Oscuro [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora