starlight,, akakuro

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¡Si ya han leído esta historia, sugiero que lo relean! He cambiado y cambiaré varias cosas.

☆

Me encontraba en la biblioteca mirando la tapa del libro que tanto estaba buscando como si de esa forma pudiera cambiar el título; mis ganas de hacer aquel trabajo era tanto como el amor que Kagami-kun le tenía a los perros.

Suspiré sentándome en el centro del lugar intentando estar cómodo. Y cuando al fin fui capaz de concentrarme en mi cabeza empecé a escuchar la voz de Akashi-kun llamándome. ¿Aquello era una broma?

Revolví mis cabellos más frustrado aún al percatarme de que no era mi imaginación, y que de hecho estaba ya a mi lado con un porte elegante y una fina sonrisa, característico de él.

Se sentó en la silla que estaba a mi costado, y de paso indicándole a Furihata —aquella chica que siempre estaba con él siguiéndole como una mascota; no sé si compadecerme de ella o sentirme celoso... Aunque simplemente lo segundo no tiene sentido— que también se acomodara.

—Buenos días, Kuroko —dijo Akashi-kun mientras apoyaba su cabeza en la mesa utilizando sus brazos como almohada, dirigiéndome una fija mirada—. Venía aquí para invitarte a dos lugares; uno para el almuerzo y otro para la cena.

Intenté ocultar mi sorpresa debido a lo directo que estaba siendo. Como dije, intenté.

Akashi-kun se erguía al mismo tiempo que se reía levemente. Para dejar sin malentendidos las cosas —claro, es que...— aclaró su garganta.

—Uno para el almuerzo, aquí —mis orbes se iluminaron, y no fue impactante para nadie. Consiguió por completo mi atención—; y otro para la cena. Ya sabes, entre nuestras familias.

Y ni siquiera eso fue capaz de arruinar mi humor.

—Por supuesto, Akashi-kun. Tampoco es como si pudiera negarme, ¿no es así? —sonreí—. Entonces, nos vemos más tarde. Hasta luego, Furihata-san.

Ella también me correspondió el saludo con un gesto de nervios visible —al igual que siempre; era similar a una chihuahua—, sin embargo, sin perder su toque de amabilidad.

Furihata-san era la persona que todo el tiempo, a solas, me repetía que agarrara valentía y me confesara a Akashi-kun. Como si fuera que en primer lugar —admitiera que— me gustara. Bufé recordando sus palabras.

«También le interesas a Akashi-kun» ; «Date una oportunidad» ;  «Eres el único por el cual Akashi-kun se preocupa tanto» ; «¡Vamos, tú puedes!»

Negando en mis adentros repetía lo ingenua que era. Después de todo, los motivos que ella nombraba...

Miré de reojo hacia ellos antes de salir completamente de la biblioteca. Akashi-kun se encontraba sonriéndole de una forma tan deslumbrante que hizo que sintiera arcadas en mi estómago. Estaba tan entusiasmado por primera vez en algo que no era aquel juego...

Una sonrisa torcida surcó en mis labios. Todo se trataba de ella.

Interrumpiendo mis pensamientos el timbre resonó por la escuela, indicando que el receso ya había finalizado. Aquello significaba que no vería a Akashi-kun por dos horas completas —que se resumía a matemáticas—,  debido a que no estábamos en el mismo curso. De hecho, él estaba un grado más avanzado junto a Furihata.

Al menos no me distraería de los estudios por asuntos totalmente irrazonables.

De nueva cuenta irrumpen la charla que mantenía conmigo mismo, esta vez Kagami-kun exclamando mi nombre.