CAPÍTULO 10

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Liam

La veo irse en su moto mientras me acomodo en el auto. Me gustó, me gustó verla sonreír y asombrada por el lugar al que la traje. No quise incomodarla al llevarla al restaurante más prestigioso, fui selectivo, después de todo, quería hacerla sentir bien y agradecerle.

Siento vibrar mi celular en mi pierna y lo tomo, una ola de tristeza me invade al ver el número en la pantalla. Tomo un respiro largo y corto, poniendo el celular en modo avión para que no entren sus llamadas.

Me quedo pensando a donde ir hoy, tengo dos opciones, al departamento con los chicos o a casa de mi familia.

Me quedo unos minutos meditando, y al final escojo la primera, creo que ellos aumentarán mi ánimo, es la mejor opción. Así que tomo el volante y saco el carro para ir a mi pequeño y loco hogar.

Después de unos minutos, llego al departamento, huele a frituras desde fuera y supongo que Yohan está cocinando papas fritas y demás. Abro la puerta y escucho como mis amigos están charlando, paran por un segundo y veo a Mérida en la puerta.

—¡Liam! —salta hacia mi con un abrazo y la tomo por la espalda—, me alegra que hayas venido hoy.

—Tú solo quieres alimentar el espíritu de chisme que tienes por dentro —menciono y ella ríe.

Entramos a la cocina y veo a Yohan con un delantal en la cocina, efectivamente, haciendo papas fritas.

—¡Ey, suelta a mi hombre! —dice apuntando a Mérida con la espátula.

—¡Ja! Tu hombre hoy tuvo una cita y quizás ya no sea tuyo.

—Ninguna me va a quitar el puesto —guiña el ojo y se pone a sacar las papas ya doradas—, ¿Entonces? ¡Danos detalles!

—A ver, no es que hubiese tanto para escuchar —comento—. Solo fuimos a comer, luego caminamos a la playa y tomamos un par de cervezas, luego bailamos y...

Paro de hablar y ellos esperan por mí, al final suspiro y prosigo.

—Después fue un poco desastroso, o eso creo.

—¿Qué pasó? —preguntan ambos.

—Bueno, es que tuve recuerdos de...

Mérida y Yohan comparten una mirada al mismo tiempo. Yo mientras saco mi teléfono y las llaves y las coloco en el mesón, me siento al lado de Mérida poniendo mi cara en el mesón, ella coloca su mano en mi cabello haciéndome círculos en el cabello.

—No te preocupes, Liam —Yohan pone un plato en la mesa con papas fritas, bistec y salsa para ambos y se sienta quitándose el delantal—, sabemos que no es fácil.

—Marcó a mi teléfono.

Digo simple y Mérida suspira.

—Dios no la ha puesto en mi camino porque sabe cómo soy —dice Mérida tomando una papá con salsa y poniéndola en mi boca—. Solo... te apoyamos, Liam. Y como dijo Yohan, no es fácil, pero te entendemos y nos tienes para apoyarte.

—Eso mismo —dice Yohan.

Levanto la cara de la mesa y me acomodo para comer.

—Gracias, chicos.

—De nada, me pagas en la noche, dejaré la puerta abierta —Yohan me guiña un ojo y se echa a reír.

—Me cuestiono mucho si no eres gay o algo así —Merida dice lanzándole una papa.

—No soy gay, pero por Liam no estoy del todo seguro —menciona y río.

—Gracias, sé que estoy buenísimo —bromeo y ambos se echaron a reír.

Corazón roto (Libro 1) #Corazones en juegoHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin