CAPÍTULO 4

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Seis meses después.

Junto a mi hermano abrimos las bolsas y empezamos a desocuparlas, hicimos grandes compras ya que mañana volvemos a ir a la universidad después de las vacaciones de verano, como es costumbre de ambos, en días importantes decidimos combinar ropa y así llegar juntos a la universidad.

Ayudo a mi hermano a despegar la venda de su pecho, se acaba de hacer un tatuaje nuevo entre muchos más que tiene, es un corazón con espadas cruzadas en el medio y ensangrentado.

—Entonces, llevaremos franelillas junto a suéters de color blanco y negro —puntualiza Oliver, es lo mejor si el quiere lucir el tatuaje y yo no discrepo hacia la ropa, realmente no me interesa—, bien, pero cero shorts Olivia.

—¿Qué? ¿qué tendría si me coloco un short?

—No voy a dejar que andén viéndole las tetas y las piernas a mi hermana —refunfuña mientras alza un pantalón ancho que está roto en la pierna izquierda—, esto está bien.

—¿Desde cuándo me debes escoger la ropa Oliver Homs? —interpelo y el alza una ceja.

—No hay un cuando, eso será siempre para protegerte de cualquier idiota —se encoge de hombros—, tal vez papá no esté, pero estoy yo, y se que eres centro de atención de muchos, por eso te protejo.

—Me conoces y sabes que no necesito protección —recalco y él aprieta los labios—, y si alguien me toca me se muy bien su punto débil.

—Yo también sé los suyos.

En ese momento los dos nos miramos y en cuestión de tres segundos, él me golpea el seno derecho con un pequeño puño mientras yo encesto una patada en medio de sus piernas.

K.O

Los dos estamos fuera de combate, maldición me duele el seno y lo sobó mientras él se retuerce en la encimera con una mano entre las piernas y otra en la cara.

Se escucha como la puerta se abre y los dos volteamos hacia la puerta. Mi madre viene hablando con alguien pero se detiene cuando nos ve a los dos en las posiciones en las que nos encontramos, pero obviamente, se queda observando más a Oliver.

—¿Qué es lo que...? —mi mamá frunce el ceño y nos observa—, estaban peleando, de nuevo.

Ni siquiera es una pregunta, es una afirmación. Ya es tan normal que ni la sorprende.

—Definitivamente —suelta esa palabra de manera lastimera—, no se porque accedí a qué vivieran los dos solos, debí haberme puesto más dura ante su decisión.

—Tenía que dejarlos ir, señora Rose.

En ese momento la puerta se abre más y me sorprende quien entra. Rápidamente llevo las manos a mi boca por la sorpresa.

—¡Abel! —me le lanzo encima enrollando mis piernas en su torso—, ¡Llegaste, oh Dios te he extrañado un mundo!

—Dios mío, estás pesada —coloca las manos en mis piernas para darme sustento—, yo te he extrañado muchísimo más.

—¿Cuándo llegaste?

—Ayer, solo que le dije a la señora Rose que no te dijera nada, te tengo una sorpresa y muchísimas cosas que contar.

—Creeme que yo igual —afirmo—, pensé que no vendrías hasta dentro de una semana y que no asistirías a la universidad conmigo mañana.

—Es el último año, debo esforzarme muchísimo —me coloca en el suelo y remueve mi melena—, les traje regalos, vamos a abrirlos.

Detrás de la puerta está el conserje del departamento dejando unas bolsas, me sonríe dando un asentimiento con su cabeza a manera de saludo y hago lo mismo. Abel le da un dinero como recompensa y empiezo junto a él a meter las bolsas al departamento. Mi mamá ve el desastre de bolsas que tenemos y empieza a acomodar todo, así que se va hacia las habitaciones a tomar la ropa y acomodarla en los percheros.

Corazón roto (Libro 1) #Corazones en juegoWhere stories live. Discover now