8

451 45 1
                                    

Ellie.

Las cosas después de una fiesta donde un chico casi nos mata a todos no fueron las mejores, Owen terminó recibiendo un castigo por parte de papá, en general quedamos sin salidas hasta que las lesiones estuvieran completamente bien.

El fin de semana pasó y volvimos a la escuela, el collarín en mi cuello no era de lo más cómodo pero debía usarlo toda esta semana a indicaciones del doctor. Las clases fueron transcurriendo con tranquilidad, al ser lunes no compartía más que dos clases con Owen y una con Dove, pero tuvo que irse dado a que tenía cita en el dentista. No había hecho muchos amigos aquí, mis amigos eran mis hermanos junto a Nick y Harry, pero Nick estaba con Matt y Harry con Owen jugando fútbol. Así que en el descanso terminé por tomar una banca vacía, saqué un libro de mi mochila y lo abrí donde tenía el separador, ya casi lo terminaba, afortunadamente había convencido a papá de comprarme más así que no tendría que preocuparme por próximas lecturas.
Busqué la posición más cómoda que fue subir mis piernas a la banca y colocar el libro sobre mis rodillas dobladas, así no bajaba mucho la cabeza ni mantenía los brazos arriba.

—Hola— escuché una voz similar a la de unos días atrás, no le di una respuesta, no quería hablar con él —¿Esta ocupado?

—Tal vez— respondí sin despegar los ojos del libro, aunque ya no estuviera prestándole atención.

—No te quitaré mucho tiempo— sin darme opción de replicar se sentó al lado de mis piernas —Estas en todo tu derecho de odiarme, lo entiendo y lo siento, Ellie...

—Elizabeth, por favor.

—Elizabeth— corrigió aclarando su garganta —Nunca quise que terminara de esa forma.

—Pudiste haber frenado cuando te lo pedimos, pero no, era tan divertido para ti que no te importó lo que podía pasar.

—Quise frenar, pero Matt tampoco me lo dejó muy fácil.

—No lo culpes a él, él no se puso detrás del volante con un estado de ebriedad alto.

—No lo culpo, se que la culpa fue mía y créeme que me arrepiento— de mala gana subí mis ojos para observarlo —De verdad lo siento, Elizabeth.

Dejé salir un largo suspiro, cerrando el libro en mis manos —No entiendo como los hombres pueden ser tan idiotas, en verdad no lo entiendo— bajé mis pies de vuelta al suelo, a ver, no estaba nada feliz con él, no después de lo que pasó pero a decir verdad, me agradaba antes de eso —Es una disculpa...no se si perezosa, pudiste esforzarte más, pero la acepto— le di una suave sonrisa.

—Gracias— musitó con alivio —En mi disculpa va incluido lo mal que me siento de que lleves ese collarín.

—Es la cosa más incómoda— comencé con mis quejidos diarios —Ya encontrarás la manera de recompensarme esto— advertí abriendo mi mochila nuevamente.

—Creí que no te agradaba.

—No me agradas— argumenté —No por completo, pero ya no me caes tan mal— volví a sonreír —Y al final me ayudaste a encontrar el baño en tu casa.

—Siento lo de Jeremy también— mencionó a su hermano el que me dio la dirección equivocada al baño, había sido una cena entretenida antes de la fiesta.

—Descuida, estoy acostumbrada a ver a chicos en ropa interior— me encogí de hombros, notando su ceño fruncido —Iugh, no hagas esa cara— empujé su brazo —Tengo tres hermanos, Caleb.

—Oh...cierto— dejó salir una risa con cierta torpeza —Creo que eso me hace sentir más tranquilo.

—Me da gusto— volví a girarme al frente —¿Cómo esta tú brazo?

𝒞ℴ𝓂ℴ 𝒶𝓃𝓉ℯ𝓈Where stories live. Discover now