- Ha tenido que marcharse por trabajo - miento y la mentira me duele de verdad.

- Taehyung - su voz es dulce y tira de mí para darme un abrazo lleno de cariño.

Me rompo en los brazos de mi enemigo. Lloro desconsolado mientras Lee me acaricia la espalda y mi corazón siente una extraña calidez. Si estuviese de humor me reiría porque a veces encontramos refugio donde menos lo esperamos. Cuando me calmo, me separo lentamente de su abrazo.

- Querido, a veces las cosas no salen como nos gustaría. Pero rendirse nunca es una alternativa. Y el corazón me dice que tu eres un luchador, Taehyung. Así que recoge los pedazos de tu corazón, recomponlo y sigue adelante. Ahí fuera seguro que hay alguien que te amará como mereces - me palmea la cara con cariño.

- Gracias por todo Sr. Lee. Nunca podré olvidarle - y aunque sé que es un hijo de la grandísima puta, se lo digo de corazón.

- Vuelve siempre que quieras, querido. Esta, siempre será tu casa - me da un pellizco en el carrillo. - ¿Por cierto, necesitas que te llevemos a alguna parte?

- Muchas gracias, pero no es necesario. Ya he pedido un taxi - señalo el coche destartalado que me espera fuera. - Mi avión sale en unas horas así que me voy derecho al aeropuerto.

- Buen viaje y buena suerte, querido. ¡Hasta otra! - se despide, y siento que me lo dice con toda sinceridad.

- ¡Hasta pronto! - me despido dándole un beso en la mejilla y corro hasta el taxi, donde Min me espera para meter el equipaje en el maletero.

Cuando dejamos atrás el resort, veo a Yoongi pendiente del retrovisor y sé que está vigilando que nadie nos siga. Al cabo de unos minutos, siento cómo se relaja. Aunque Yoongi nunca está tranquilo del todo. Su interior es como una olla exprés. Sus emociones siempre están a flor de piel. Es irascible y tiene mucha rabia acumulada. Muy en el fondo de su alma, se esconde un poderoso sentimiento de vergüenza y culpabilidad. Yo sé el motivo de esa vergüenza. Jimin. También creo que está perdidamente enamorado de mi amigo, pero se niega a reconocerlo.

Y no hay más ciego que aquel que no quiere ver.

- ¿Ese que te abrazaba era Lee? - me pregunta de golpe.

- Sí - contesto escueto.

Puedo ver que está a punto de tomarme el pelo, pero tras mirarme durante un par de segundos, decide permanecer callado. Puede que Yoongi no tenga mi don, pero es un buen lector de las personas y decide no tocarme los cojones en este momento. El resto del viaje, lo hacemos en silencio.

En cuanto llegamos al aeropuerto de Barbados, Yoongi conduce hasta un hangar militar. Un soldado está esperando para llevarse el taxi en que hemos venido. Me ayuda con el equipaje y nos dirigimos a un helicóptero. Puedo observar como vigila todo lo que le rodea. No me extraña que mi hermano siempre requiera de sus servicios. Verle trabajar es simplemente una locura. Me da unos cascos y me invita a sentarme junto a él. Le veo presionar muchos botones y rápidamente, las aspas empiezan a girar. Antes de darme cuenta, ya hemos despegado.

Voy con la mirada perdida en el inmenso mar. De vez en cuando, miro de reojo a Yoongi y en más de una ocasión le pillo mirándome, curioso. A la tercera, me giro completamente y le encaro.

- ¿Quieres decirme algo? - pregunto alzando una ceja.

- Quería felicitarle - oigo su voz a través de los cascos. - Nam está como loco con la información que le has mandado.

- Gracias.

Le veo dudar y siento que aún quiere decirme algo más, pero le da vergüenza. Yoongi es un tío raro, pero parece legal. Cambio de idea en cuanto recuerdo lo mucho que está haciendo sufrir a Jimin.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Where stories live. Discover now