Totalitarismo

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El estrépito constante y errático lo sobresaltó. Se imaginó a una criatura colosal, hambrienta, intentando devorar la tierra. En su avance, se encontraba con obstáculos, piedrecillas que, aunque minúsculas, limitaban su marcha hasta casi inmovilizarla. Las rocas más grandes le resistían con valentía, inmutables ante sus embestidas.

Aunque persistente, la bestia no pudo conquistar todo su camino. Al final, parecía divertirse simplemente jugueteando con las piedras menores. Observándola, su atención se fijó en una roca específica, pulida y singular. Al examinar el trabajo detallado en esa piedra, un pensamiento insidioso le cruzó la mente: ¿sería ese el propósito de la criatura?

El asco superó su fascinación inicial. Algo que, en su comienzo, parecía una melodía, ahora era un ruido sordo y monótono. Era como un poema romántico escrito por un espíritu oscuro y retorcido, cuya verdadera naturaleza quedaba al descubierto entre líneas.

Viajó lejos, explorando diferentes parajes, pero en todos lados encontró el mismo patrón: el material resistente al inicio, con el tiempo y la constancia, terminaba cediendo. No importaba si eran granos individuales o conglomerados, todos terminaban siendo sometidos.

Reconoció la táctica de la bestia: la impredecibilidad. Si bien el ser humano puede acostumbrarse a un dolor constante, la incertidumbre y la arbitrariedad son las que destrozan el espíritu. Las piedras, después de enfrentar a la incesante marea, perdían su esencia y se rendían.

Después de testificar la misma historia en innumerables paisajes, la verdad se volvió palpable: lo que una vez tuvo identidad propia, con el tiempo, se convirtió en fragmentos uniformes, desdichadamente homogéneos. En un mundo que era una cacofonía de igualdades.

Historias sin sentidoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن