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• L U C Y A •
Luego de sus palabras, estuvimos abrazadas por un buen rato; yo contra su pecho, ella acariciando mi pelo con dulzura. Un momento perfecto.
Era obvio que ella sentía lo mismo, solo que por miedo estaba intentando convencerme de lo contrario.
De verdad no puedo describir con palabras lo que sentí con su afirmación. Era como si un conjunto de fuegos artificiales hiciera explosión dentro mío, sacudiendo todo mi cuerpo, haciéndole cosquillas, llenándolo de euforia por completo.
Me sentía como una puta ganadora, me sentía feliz por estar acompañada en el sentimiento pero... Un nombre vino a mi cabeza cuando dejé de festejar internamente.
- Pero... ¿qué pasó con... Andy? - Se tensó un poco ante mi pregunta, pero rápidamente se enderezó y me miró.
- Terminé con ella - me respondió seriamente y se desató un desastre en mi cabeza.
No sabía si sentirme bien por el fin de su relación o sentirme mal. Era lo que yo quería... pero también quería su felicidad, y podía leer en su mirada que ella no era feliz con eso.
Se notaba que le dolía la situación con Andy, y la comprendía aunque me sentía morir por dentro.
Estuvieron 4 años en una relación, seguro atravesaron miles de momentos juntas. Seguramente le dolía dejarla ir después de tanto, y aunque me lastime yo la entendía.
La entendía porque tendría que dejar ir a Fufu muy pronto.
- ¿Querés hablar de eso? - Sonrió y me dio un beso en el cachete.
Ojalá me diera un beso en la boca.
- No, está bien - comenzó a acariciar mi pelo con cariño nuevamente -. Ya pasó. Lo má' importante somos nosotras ahora.
No pude ignorar el terremoto que sentí con la palabra nosotras. De verdad era una locura lo que me hacía esta mujer.
- ¿Estamos bien? - Asentí y está vez yo me acerqué a darle un beso, pero en la frente.
- Sí estamos bien.
Nos miramos por un rato. Aunque me sabia de memoria cada facción de su hermoso rostro, lo que causaba en mi al verla se sentía como la primera vez que supe de su existencia. Era increíble la forma en que la sensación seguía siendo igual de fuerte que el primer día.
- Miko, tiene' que salir, así te preparas - decía Mariana mientras tocaba la puerta.
- Ya voy Mari - exclama ella sin abandonar mis ojos -. Me va' a ver rompiendo tarima, nena.
