↳ Capítulo 32.

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¿Ella aún lo quería? Miré el rostro de Jaehyun, extasiado de alegría, mientras la sonrisa le crecía cada segundo un poco más.

¿Qué sentido tenía ahora la alegría de que mi locura hubiera funcionado? ¿Qué había de esperanza en tenerla justo allí si en realidad su corazón seguía lejos? No había nada si ella aún quería a Jaehyun.

Nada.

Fue entonces que me moví, deslicé poco a poco mis pies hacía atrás y me fui sumergiendo en la humedad y oscuridad de aquel cuarto. Eunwoo se me quedó mirando, con una leíble expresión de confusión en el rostro.

—¿Pasa algo malo?— preguntó.

Me di cuenta de lo vulnerable que era hasta entonces.

—¿Cuánto falta para que acabe la exposición?— le pregunté con un hilo de voz.

—No lo sé— miró su reloj. —Como cuarenta y cinco minutos—, se encogió de hombros.

—¿Podrías encargarte del resto? Tengo... tengo que salir de aquí—, miré a mi alrededor, —¿Hay otra puerta?

—Jisoo, no te entiendo— Eunwoo se acercó. —La chica que tanto buscabas está allí— señaló hacía afuera. —¿No morías por verla?

—Sólo sácame de aquí—. Rogué.

—¿Qué te hizo? ¿Por qué el cambio?— insistió.

—¡Eunwoo!— le grité. —Sácame de aquí. ¿Qué es esa puerta?— pregunté viendo una armazón de madera a un costado de la habitación.

—Creo que conduce a un pasillo lateral del edificio— se encogió de hombros.

—¿Podría dirigirme a la salida?

—Tendrías que salir por la puerta principal, pero al menos nadie notaría que has salido de este lugar.

—Genial. Me voy— decidí. —Encárgate de lo que sea necesario. Si... si Rosé pregunta por mí, dile que no me has visto, que me salí de este cuarto y no supiste a dónde fui.

—Pues... no sé a dónde vas. Así que no será tan difícil. Pero exijo que pronto me des una explicación.

—Luego. Gracias, Woonie.

Él me sonrió y salí despavorida por la otra puerta, huyendo de nuevo, huyendo de todo. No quería oír el "lo siento por no quererte" de Rosé, ni algo como "es que me di cuenta que amo a Jaehyun".

Ahora que lo pensaba, todo esto me había parecido un error. He allí lo que me había costado volver a verla, un dolor aún más profundo en el alma, como la hoja afilada de un cuchillo atravesándome el pecho.

Cuando logré salir al exterior, divisé la ciudad transitada y el alma me rogó seguir en cualquier dirección lejos y perderme. Caminé unas pocas calles y luego decidí tomar un taxi y pedir que me llevara a casa. Era imposible perderme en una ciudad que conocía demasiado bien. Así como imposible también no pensar en Rosé, en dónde podría estar ahora, qué estaría haciendo o pensando... con quién.

Todo me torturaba, todo me causaba ganas de romper en llanto, ¿cómo podía ser tan estúpida?

Mi plan había funcionado, Rosé había atendido a mi llamado y yo había logrado verla, pero jamás me pasó por la mente relacionarla con las demás personas, me concentré tanto sólo en Rosé y yo que olvidé por completo a terceros. Las muchas otras posibilidades de que Rosé no me quisiera o no pudiéramos estar juntas.

No solamente existía Jennie en su vida, sino también alguien más. Alguien que ya había formado parte de su pasado, alguien que había dejado marcado su presente y que, si ella quería, alguien que cambiaría su futuro.

Manual de lo prohibido | ChaesooWhere stories live. Discover now