Manual de lo prohibido | Chaesoo

↳ Capítulo 17.

El mozo que limpiaba algunos tarros con un trapo, detrás de la barra, se giró ante la voz de Rosé.

—¡Rosé! ¡What a joy to see you here!

Era un sujeto alto, con el cabello color rubio bastante claro, largo y un tanto despeinado, su rostro era de aspecto viril, sin duda, aunque sus labios estaban levemente rosados.

Dejó lo que estaba haciendo y se reclinó sobre la barra para darle un abrazo cariñoso a Rosé.

—I couldn't miss your birthday, Li—su abrazo se prolongó por las palabras de Rosé.

—Nice detail—, dijo el joven, sonriendo agradecido.

La bella sonrisa de Rosé apareció en su rostro, y entonces, el joven por fin prestó su atención en mí. Su mirada curiosa se paseó por mi rostro, haciéndome sentir cohibida.

—Well... Who's this beautiful lady?—. Pronunció.

La sonrisa de Rosé se hizo más ancha. ¡Cómo odiaba no entender Inglés!

—She's Jennie's best friend and comes to live with her for a while. I'll introduce her, but she doesn't speak English—, dijo Rosé y me miró con... ¿ternura? —Félix, ella es Jisoo. Jisoo él es Félix.

El sujeto me sonrió, estirando sus delgados labios rosados y alzó la mano para saludarme.

—Hola—, musitó hablando en un coreano gastado con un matiz inimitable del inglés .

Sujeté su mano, respondiendo el saludo y le devolví la sonrisa a sabiendas de que la mía parecería turbia.

Como no hablé para nada, Félix volvió a la plática con Rosé.

—She doesn't speak Korean either?—. Preguntó confundido.

Rosé soltó una carcajada que al instante supo contraer.

—I think she hates these places, but don't take it personally—. Le dijo ella con amabilidad. —Well, I'd better go—, el pesar en el rostro de Rosé apareció de repente.

Al menos podía estudiar sus expresiones sino, no entendía nada de lo que hablaban.

—But if you just arrived!—, parloteó el sujeto tras la barra.

—Yes, but I must hurry—, una mueca se dibujó en el rostro de Rosé.

—Okay, say hi to Jennie for me.

—Of course—. Rosé sonrió, fugaz.

—Hasta pronto, Jisoo. Me dio mucho gusto conocerte—, me dijo con su acento Inglés, distorsionando un poco el coreano.

—Adiós, Félix —musité tímida.

—See ya—, dijo Rosé, despidiéndose con el movimiento de mano también.

—See you soon, Rosé —dijo él.

Rosé me tomó de la cintura y el tacto cálido de su mano sobre mi cuerpo, llegaba incluso a través de la ropa. La piel se me erizó, como si una lombriz de electricidad me recorriera el cuerpo.

Me sacó de aquel lugar y pude respirar el aire fresco una vez que estaba afuera. Aquel respiro me hizo pensar en Jennie. Me sobresalté.

—¿Qué hora es?—, le pregunté a Rosé.

Sacó su celular y miró la pantalla del mismo.

—Las ocho con cuatro—, contestó como si nada.

—¡Jennie ya está en casa!