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Un pequeño castaño se encontraba sentado frente a su padre, no estaba entendiendo la situación, solo sabía que debía obedecer

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Un pequeño castaño se encontraba sentado frente a su padre, no estaba entendiendo la situación, solo sabía que debía obedecer. No entendía que era lo que había hecho mal pero debía ser castigado, no entendía en que se equivocó pero debía ser corregido y mucho menos entendía porque el mayor le había dado un fuerte golpe en su mejilla, solo estaba ahí prestando atención a aquel regaño.

—¡¿Es tan difícil de entender Rodrigo?!, ¡solo tienes que quedarte quieto en la puta casa!

Pero yo— dijo en un susurro

—¡Tu nada Rodrigo, ya cállate!

—Déjame explicarte

Seguía hablando con ese tono de voz tan bajo, aunque no pudo dar su tan anhelada explicación pues el mayor le dio otro fuerte golpe, está vez fue tirado de la silla en la que estaba, sin pensarlo mucho se hizo bolita para evitar grandes lesiones en su cuerpo pero no fue suficiente.

Patada tras patada era dejada en el delgado cuerpo, sus lágrimas no dejaban de salir y su pequeña cabeza solo deseaba explicarle  a su padre que había salido de casa para despedirse del único chico con el que hablaba, pues este se iba a mudar y nunca más podría verle. Sintió como en su boca había un sabor a metal desagradable que lo hizo querer vomitar, o talvez eran por las repetidas patadas en su estomago, no lo sabía.

—No sabes cuánto te odio —dijo el hombre

Lo miraba desde arriba, con aquellos ojos oscuros cargados de asco y repudio, con aquellos ojos oscuros que alguna vez lo miraron con cariño, aquellos ojos oscuros que le daban pesadillas. Muy en el fondo quería descubrir el porque de aquel rechazo hacia él, pero no se atrevía a preguntar, solo obedecía

—Odio que tus ojos sean idénticos a los de tu madre, ¿Por qué no te fuiste con ella?

No lograba entender mucho la situación, solo sabía que sus padres no vivían más juntos, que su madre se fue con uno de sus amigos y a su papá le molestó eso, era lo que entendía, sin contar que su madre le dijo que iría a trabajar y pronto regresaba, realmente la extrañaba, esperaba que pronto terminara su trabajo.

Al notar que su padre había salido de la casa se levantó del piso, con dolor se encamino al baño y se observo en el espejo, habían muchos moretones y varias heridas, incluso heridas pasadas que no se terminaban de curar, con su pequeño cuerpo de seis años lastimado y su cabecita dudando, decidió tomar un baño, tenía que limpiarse la sangre.

Al finalizar, se vistió con un pantalón de pijama que le quedaba bastante grande, una playera que era de su progenitora y tomo su peluche de mapache para llenarse de valor. Sabía que se veía “gracioso” pues todo le quedaba grande y su cuerpo era realmente pequeño, tanto en estatura como en peso, ya que su padre muchas veces olvidaba alimentarlo por consumir grandes cantidades de alcohol.

Salió de la casa en dirección a su vecino, era una pareja de osos ancianos, siempre lo trataban bien y de vez en cuando le regalaban dulces cuando lo veían en su camino de regreso a casa de la escuela. Se acercó a la puerta y tocó con timidez, la mujer fue la que abrió y cuando observó al pequeño que tenía ropa bastante ligera para la temporada de otoño, lo metió rápidamente a su casa.

𝗣𝗮𝗽𝗮́ | 𝖱𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora