𝗣𝗮𝗽𝗮́ | 𝖱𝗈𝖽𝗋𝗂𝗏𝖺𝗇

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Su día había empezado de la peor manera pues su padre lo despertó justo en la mejor parte del sueño, no quería asistir a la guardería ese día y solo quería quedarse en casa a dormir, pero no podía alegar contra su padre, solo debía obedecer, aunque no sabía si decirle sobre cómo sentía más frío de lo normal.

—Papá, ¿te cae bien Rodrigo?

—Si, ¿Por qué?

—Nada más

A pesar de sus palabras, en el interior de su pequeña cabecita estaba emocionado, pues una vez escucho que tus papás son personas que te quieren mucho y cuidan de ti, Rodrigo era esa persona, así que Rodrigo tenía que ser su papá, o bueno, su otro papá. Se emociono ante la idea de que hicieran juntos y no pudo evitar soltar una risita.

—George, ¿Estás bien? —dijo serio

—Si papi, solo estaba pensando en algo.

Y aunque George pensó que se refería a el porque de su risita, en realidad fue por como sus mejillas se pusieron ligeramente rojas, a diferencia de lo que Iván logro comprender no era por algún pensamiento, era por qué estaba enfermo. Ambos subieron al vehículo dispuestos a ir a la guardería, el pequeño con una tableta en mano viendo caricaturas y el mayor centrado en no gritarle al chófer de enfrente por lo horrible que manejaba.

En lo que para el pequeño parecieron dos minutos, pero en realidad fue mucho más, llegaron al lugar, ambos bajaron del vehículo para ingresar, el menor se fue corriendo a juntar con sus demás compañeros y por su parte su padre se quedó hablando con la chica encargada de recibirlos.

—Ari, perdón por pedirte esto pero ¿pueden arreglar a George para antes que lo pase a traer? Es que tendré una junta importante y no puedo dejarlo solo en casa.

—No te preocupes Iván, podemos hacerlo sin problema

—Solo que a George le molesta mucho usar trajes, si no logran colocarle el traje está bien, yo me encargaré.

—Le diré a Rodrigo, yo digo que a él le hará caso.

—Supongo que son realmente cercanos.

—Y yo supongo que no solo ellos, si no que alguien quiere ser muy cercano con Rodri— dijo burlesca

—Cállate Ari

La fémina comenzó a reír por lo que sucedió pues ambos eran amigos desde hace años, para ser exactos desde que tenían trece. Iván se retiró no sin antes observar todo el lugar en busca de aquellos ojitos verdes que el día anterior lo encantaron, lamentablemente el chico no se encontraba ahí.

Rodrigo estaba en la universidad, en su último semestre para poder ser educador, aunque le agradaba mucho la idea de enseñarle a los más pequeños a veces odiaba sus materias. Ese día entraria un poco más tarde de lo usual a trabajar aunque una llamada de parte de Ari fue suficiente para que dejara de lado su almuerzo y saliera corriendo a la guardería.

—¿Qué pasó? —soltó sin aliento.

—George está enfermo e Iván no contesta los mensajes entonces ¿puedes llevarlo al médico?

La chica estaba sentada en el piso mientras cambiaba unas toallas húmedas de la frente del pequeño, quien se retorcía de dolor y sus ojitos lagrimeaban por lo cálido que se sentía su cuerpo. El castaño asintió y lo tomo en brazos para correr a tomar un taxi.

Una vez en el médico logro calmarse al quedar claro que lo que George tenía no era nada grave solo un resfriado común, suspiro antes de cargar nuevamente al pequeño en sus brazos, yendo de regreso a la guardería. Ahí se encontraba Iván con una notoria preocupación en su rostro, tomo en sus brazos al pequeño y lo abrazo con fuerza.

—Perdón, perdón bebé por no darme cuenta de que estabas mal, por favor perdóname mi amor, perdón —susurro

—No te preocupes papi, estoy bien —dijo medio dormido

—Vamos a casa, te cuidare lo prometo.

Antes de poder irse la fémina se acercó al azabache, parecían estar peleando por algo, aunque solo dos pequeños niños se daban cuenta de la situación, Rodrigo ya estaba atendiendo a los otros menores.

—¡Rodrigo! —Llamo feliz Ari —. Necesito que vayas con Iván a su casa para que cuides de George, es que él tiene unos asuntos importantes en su trabajo.

—No es necesario, puedo encargarme de todo

—No te preocupes, te juro que te voy a pagar el día es solo que me preocupo como su amiga.

—Si es algo importante supongo que no me molesta ir a cuidar de George, pero ¿tu estás bien con eso? —cuestiono el ojiverde.

—No le molesta, solo que es terco y odia pedirle ayuda a otras personas, solo cuida de George por él.

Sin decir nada más ambos salieron del lugar, su camino de regreso a casa del mayor fue silencioso en principio, aunque después una pequeña frase hizo que quisiera matar a su amiga.

—No está mal pedir ayuda de vez en cuando.

—Ignora lo que dijo Ari, no es que no quiera pedir ayuda, es solo que me da miedo dejar a mi pequeño con alguien al azar.

—Supongo que es entendible que tengas miedo, hay gente muy desquiciada por el mundo

—Si, pero si está contigo creo que estará bien.

—Supongo que tú esposa también trabaja y por eso no puede cuidar de George —dijo con total normalidad. Su mirada se mantenía en el paisaje y al no escuchar respuesta alguna giro la cabeza —. ¿dije algo malo?

—No, es solo que hace mucho no hablo de la madre de George

—¿Es un tema delicado?

—Se podría decir que si.

Sin decir nada más llegaron a la casa del mayor, ambos pensando en aquella mujer. 

capitulo cortito pero bueno, espero les haya gustado