❃Il mio piccolo alfa❃

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—Bien. Comencemos. Primero revisaré tu pancita —anunció alegremente mientras descubría el vientre del omega—. No mentías con respecto a que ya tenías panza —dijo sonriente.

—¿Puede ser porque el bebé sea grande? —preguntó Zayn.

—Es probable —consideró la doctora untando el vientre de Damiano con el gel para comenzar con la ecografía—. Ahora lo sabremos.

La mujer apoyó el transductor sobre el vientre de Damiano y comenzó a producir sonidos extraños hasta que la doctora se detuvo en un sitio determinado y unos acelerados y fuertes latidos se escucharon con claridad.

—Aquí está el causante de tanto vómito, papis —bromeó.

Era la primera ecografía que Damiano se hacía. Y a pesar de que ninguno de los dos comprendía nada de lo que se reproducía en la pantalla sus corazones comenzaron a latir con fuerza.

La sonrisa de Zayn se ensanchaba cada vez más a medida que la obstetra les explicaba lo que estaban viendo. A Damiano parecía no interesarle lo que se veía en la pantalla, porque no le quitaba la mirada de encima a su alfa. Los ojos de este estaban llenos de agua y su encantadora sonrisa le alegraba el alma. Damiano amaba tanto a Zayn que haría lo que fuera necesario para que esas resplandecientes avellanas llenas de felicidad no se apagaran nunca.

—¿Quieren saber el sexo? —preguntó la doctora con la vista en la pantalla.

Zayn miró a Damiano con ilusión, pero con duda, hasta que el omega asintió con la cabeza.

—Sí, por favor —pidió el alfa apresurado.

—Es un varón —confirmó la doctora.

Zayn volvió a mirar a Damiano y como si fuera posible sonrió aún más.

—Un varón, tesoro... —dijo con dulzura y acarició el rostro de su omega quien sonreía al verlo tan ilusionado.

—Déjenme tomar sus medidas y podré decirles la casta.

—¿Podemos saber su casta? —preguntó el pelinegro emocionado.

—Sí. Por el tamaño y el peso del bebé podemos conjeturar su casta. Es bastante preciso, pero si desean saberlo con exactitud deberíamos hacer una punción.

—Ni en mil años —rezongó Damiano.

La doctora sonrió y en cuanto terminó las mediciones miró a la pareja.

—Es un alfa.

El corazón de Zayn pareció estallar en ese momento. Damiano pudo sentir su alegría a través del lazo y no pudo evitar sentir lo mismo que su alfa. La felicidad de Zayn le hacía olvidar el descontento y la frustración que tenía desde que se enteró que estaba embarazado. No deseaba encontrarse en situaciones como la que estaba. Detestaba cada modificación y limitación con la que su cuerpo se enfrentaba día a día. Pero, tal como lo hacía cada mañana, se recordaba que por amor a su alfa haría lo que fuera necesario para hacerlo feliz.

—Nuestro pequeño alfa —le dijo Zayn a Damiano antes de besarlo. El omega le limpió una lágrima que, intrépida se deslizó por su mejilla, antes de que volviera la vista a la pantalla—. Mi pequeño alfa —susurró mientras se deleitaba con las imágenes que no lograba comprender.

Sin embargo, la felicidad que embargaba su corazón era inconmensurable. Sería papá y desde que los tres test de embarazo habían arrojado un positivo, se había prometido ser el padre que él nunca tuvo. Darle a ese bebé todo el amor que nunca había recibido. Protegería y amaría a su familia más que a nada en este mundo. Sus tesoros, los ángeles que lograron salvarlo de la maldad que habitó en él, la que se había extinguido gracias al amor que Damiano le brindaba.

Piccolo, el show debe continuar [I]Where stories live. Discover now