Gin solo asintió sin mostrar mayores emociones y la puerta fue tocada a la par. Mori sonrió.

—¡Y hablando de los mejores! —exclamó entusiasmado.

Las puertas de la oficina se abrieron haciendo que Tachihara por instinto se alejara a grandes pasos de estas. Primero entraron un par de hombres vestidos de negro con armas en el cinturón y que no aparentaban ser miembros de bajo rango. Abrió los ojos un tanto desubicado, porque hasta donde él tenía conocimiento, una protección de aquel tipo no se la ganaba cualquiera.

A menos que...

—Espero que hayas tenido un buen motivo para traerme a este chiquero o no... —las palabras de Dazai se detuvieron en seco al encontrarse con la mirada de Tachihara. Los dos parecían estar desconcertados. Dazai escudriñó de inmediato a Mori—. ¿Y él que hace aquí?

—Estoy cumpliendo con lo que me ordenaste. Voy a "silenciar" a Tachihara —dijo, haciendo que el susodicho comprendiera lo que estaba ocurriendo.

Claro, era malditamente evidente. Todo esto había tenido que ser idea de Dazai. Hizo bien al no confiar en ese tratado de paz que el idiota le había propuesto, pero admitía que incluso debió estar más alerta que antes, pero se confió demasiado. Maldijo entre dientes por haber dejado pasar algo tan obvio.

—Ya —dijo Dazai y se cruzó de brazos. A Tachihara le pareció extraño verlo con aquel gesto confundido, como si también lo hubieran agarrado por sorpresa—. ¿Y yo por qué estoy aquí?

—Verás, hijo mío —inició acercándose hacia él con pasos lentos e imponentes—. Te dije que este último encargo te costaría un poco más caro, ¿recuerdas?

—¿De qué estás hablando ahora?

Dazai miró de uno a otro, con recelo. Mori no le había informado nada acerca de una reunión con la persona de la que quería deshacerse, y eso no le hacía ni un ápice de gracia. El plan era otro, y se supone que ya lo habían planificado todo de inicio a fin, por lo que no encontraba ningún motivo viable por el cual Mori ahora haya decidido cambiar de planes o agregarle alteraciones.

La situación no le estaba gustando.

—Ustedes son viejos amigos, ¿verdad? —preguntó. Tanto a Dazai como a Tachihara se les deformó el rostro en una mueca—. Pues así como hace dos años, quiero que ahora se vuelvan a juntar y me cumplan con un pequeño encargo. Nada de otro mundo.

—¿Qué? —dijeron los dos al mismo tiempo.

Tachihara dio un paso al frente, pero Dazai tomó la palabra primero.

—Creo haberte dejado muy en claro que yo no quería participar en ningún otro de tus trabajos.

—Ah, mi querido Dazai —dijo con calma. Mientras más tranquilidad mostraba resultaba siendo más desesperante—. Lo que sucede es que lo he pensado bien... Tú reclamas todo lo que se te viene en gana y yo, como el buen padre que soy, lo cumplo sin más, pero creo que llegó el momento de ser justos. —Avanzó hasta quedar delante de Dazai y colocó una mano en su hombro. Dazai se hizo hacia atrás para quitarlo de encima. Mori sonrió—. Como tu superior, tengo todo el derecho del mundo para enviarte a hacerme un pequeño trabajo por ahí. Me sorprende que nunca lo hayas pensado de esa manera.

—¿Y yo qué? —interfirió Tachihara—. Yo no tengo nada que ver con la Mafia ahora. Incluso en el pasado el que los buscó fui yo —aclaró señalándose a sí mismo—. Yo pedí el trabajo y yo me salí de eso apenas terminé.

Mori soltó una risa divertida.

—¿Y tú qué creíste, muchacho? —preguntó y ahora se dirigió a él. Tachihara retrocedió—. ¿Que podías venir hasta mí, pedirme un trabajo cuando se te diera la gana y con el pago exacto que necesitabas, solo para que en el futuro yo no pudiera hacer lo mismo? —inquirió y este arrugó el entrecejo y apretó los dientes—. ¿Acaso creíste que podías desligarte de la Mafia cuando se te diera la gana? Yo decido cuándo sucede eso, y si ahora te digo que todos estos años fuiste una pieza que dejé descansando hasta el momento adecuado, entonces eso eres y no más.

Negando Al Destino ||Soukoku/Shin Soukoku||Where stories live. Discover now