Prólogo

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Gotham City.
Sábado, 8 de junio.
22:30 p.m.

Bruce.

Esa noche era hermosa, había un hermoso cielo despejado y mucha gente feliz saliendo del teatro, entre ellos estábamos yo y mí familia. Solo queríamos tomar un atajó para llegar más rápido a casa, pero eso le basto al destino para cambiar todo de repente: el rostro serio y preocupado de mi padre mientras levantaba las manos sobre su cabeza, el jadeo de mí madre al ver el arma del hombre que nos retenía, mí propia preocupación y terror. Todo en solo segundos cambio de risas y alegría a tensión y terror.

A mí padre le encantaba llevarnos a mi y a mí madre a salidas familiares, todo porque yo solía insistirle en que pasáramos tiempo juntos.

—Por pasar tiempo juntos no nos moriremos—, fué la broma que hizo mí madre.

Si hubiera sabido que sí iba a ser así.

Cuando mí padre grito que me agachara lo hice. Me agaché mientras oía los gritos de mí madre, los cuales escuchaba perfectamente bien aún si me tapaba los oídos por reflejo, y cerré los ojos tan fuerte como pude. Lo que no pude hacer fue evitar derramar lágrimas y gritar al abrir los ojos y ver los cuerpos de mis padres en el suelo.

Esa noche el ladrón huyó, sin tomar nada o decir algo más. Incluso me dejó allí, llorando de forma impotente y patética. Ninguna lágrima o grito traería a mis padres de vuelta, éso lo sabía, pero según mí cuerpo y conciencia no podían hacer nada más que esperar a que alguien me oyera y viniera a rescatarme, talvez mis padres estaban inconscientes y pronto despertarían y me abrazarían.

¿Fuí muy tonto e infantil?

Sí, yo solo tenía ocho años y me quitaron a mí familia.

Mis gritos eran cada vez más, y más fuertes.

Más fuertes.

Más fuertes.

Más fuertes.

Y más fuertes.

Gotham City, Wayne Minor

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Gotham City, Wayne Minor.
Jueves, 13 de junio.
04:27 a.m.

Narrado Omnisciente.

La puerta del dormitorio fue abierta lentamente mientras se oían pasos muy sueves dirigirse a la cama del hombre mayor.

—Alfred—. Llamo el niño en un susurro a su leal sirviente—. ¿Puedo dormir contigo? Yo... tengo miedo—. La voz del extremadamente jóven amo de la casa se escuchaba rota y al borde del llanto.

El hombre no dijo nada, solamente dejo un espacio y levantó las sábanas para que el niño se acostara a su lado, Bruce hizo eso mismo y fue arropado por el mayordomo. Alfred abrazo al señorito de la casa mientras está ocultaba su rostro en el hueco de su cuello.

—Todo está bien—. Lo arrulla un tanto adormilado—. Solo fue un mal sueño, jóven Bruce.

—No, Alfred. No fue un mal sueño, fue un mal recuerdo.

Pennyworth solamente acarició la espalda del niño para no tener que discutir algo que sabía era cierto. La mente de su jóven amo está llena de terribles recuerdos.

— Descansé...— Deceo mientras sentía como el cuerpo y la respiración de Bruce se relajaban indicando que se había dormido—. Todo estará bien, mí niño.

Young BatmanWhere stories live. Discover now