Capítulo VIII

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Tras perderse un par de veces entre los pasillos, Victoria llegó a su habitación, cerrando la puerta tras ella. Se asomó al balcón, pues necesitaba aire. No podía creer que Elrond hubiese desconfiado de ella de aquella manera. Por un lado era normal, pues no la conocía de nada, pero para ella, la opción de traicionar a los enanos, a los elfos o a quien fuese, era inaceptable. Las lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos y poco después a rodar por sus mejillas, no quería llorar, pero se sentía mal.

En ese momento alguien llamó a su puerta, por lo que aguanto los sollozos que luchaban por escapar de su garganta, así tal vez, quién quiera que fuese pensaría que no estaba dentro y no la molestarían. Pero no hubo suerte, volvieron a llamar.

–Victoria sal, sabemos que estás ahí.

Era Fili, o eso le había parecido.

–¡Como no abras la maldita puerta la echo abajo!

Y estaba segura de que aquel había sido Glóin.

Como no le apetecía seguir llamando la atención en Rivendel, abrió la puerta de mala gana, tras haber intentado disimular que había estado llorando.

–Hombre, por fin –gruñó Glóin.

Estaban todos allí, menos Gandalf, Thorin, Bilbo y Balin, y Elrond, por supuesto.

–Escuchame Victoria, no te conocemos mucho, pero estoy seguro de que no nos venderías ni nos traicionarías de ninguna manera. Ese elfo no sabe con quién está hablando. –le dijo Fili mientras le secaba una lágrima traicionera que habia conseguido escapar de su ojo derecho.

–Os prometo que no lo haría, no sé por qué ha desconfiado de mi de esa manera, no lo entiendo.

–Es desconfiado, simplemente. –gruñó Dwalin.

–Me siento fatal, me siento menospreciada, no me siento nada querida aquí, querría regresar a casa, pero eso supondría no volver a veros jamás, y no puedo permitirlo, no sé qué hacer. –dijo Victoria rompiendo a llorar.

Los ojos se le nublaron por las lágrimas, y empezó a ver borroso, cuando alguien la abrazó. Fue un abrazo tierno que le transmitió calor y cariño.

–Victoria, no digas eso, yo te quiero muchísimo, no te vayas por favor.

Era Fili. Victoria respondió al abrazo rodeando el torso del enano con fuerza y susurrando un "gracias, yo también te quiero" apenas audible.

Pasado aquel momento, todos entraron en la habitación de la chica, dispuestos a hacerle compañía para que no se sintiese mal. Ella se sentó en la cama junto con Fili y Kili, y el resto de enanos sé sentaron en el suelo, delante de ellos.

Al principio todos estaban en silencio, no se oía nada, salvo las fuertes respiraciones de los enanos. Al cabo de unos minutos, sonaron unos golpes en la puerta, y Ori fue a abrir. Allí estaban Thorin, Bilbo y Balin. Entraron en la habitación, y se situaron entre los demás sin preguntar nada. Bilbo y Balin se sentaron entre los otros, en el suelo, pero Thorin se quedó de pie, mirando al suelo unos instantes hasta que se acercó a Victoria en dos zancadas, la levantó de la cama bruscamente y la hundió en su pecho. Ella quedó sorprendida y reaccionó abrazándolo por el cuello torpemente. Al separarse los dos tenían los ojos húmedos.

–Que sepas que no he conocido jamás a una mujer tan valiente y con tanto carácter como tú, aprecio muchísimo lo que has hecho por nosotros está noche, no te imaginas cuánto. –dijo tomándole el rostro entre sus manos–. Te mereces lo mejor. –inclinó la cabeza de Victoria para besarla en la frente.

Victoria se enjugó las lágrimas que habían vuelto a brotar de sus ojos.

–Muchísimas gracias Thorin, no sabes lo que significan tus palabras para mi.

–Bueno, ya basta de cursilerías –intervino Dwalin–. Tengo una pregunta, Victoria, ¿quienes fueron exactamente tus imposibles amores adolescentes? –le preguntó con una sonrisa traviesa.

Victoria enrojeció rápidamente e intentó retroceder, chocando con Thorin.

–No creo que sea realmente necesario poner en conocimiento público esos datos –contestó ella carraspeando y tratando de emplear un tono serio.

–¿Cómo que no? Yo lo veo de vital importancia –dijo Thorin fingiendo seriedad y cogiendo en volandas a Victoria, que empezó a patalear intentando escapar del agarre del enano.

Los enanos y la chica acabaron enzarzados en una pelea de almohadas en la que no faltaron las risas y las cosquillas.

Exhaustos tras unos diez minutos de forcejeos, terminaron tumbados en la cama y en la alfombra del suelo.

–Vale, creo que me habéis ganado, ¿qué queréis saber? –dijo Victoria tras unos minutos en los que recuperaron el aliento.

–Qué fácil reconoces tu derrota, ¿no? –intervino Kili.

–Faltaría más, erais superiores en número y en fuerza, y no me apetecen más ataques de cosquillas durante un largo tiempo...

–Bien, pues, ¿quiénes fueron tus amores adolescentes? –repitió su pregunta Dwalin.

Victoria se incorporó y se sentó en el colchón con un suspiro.

–Bien, pero antes que nada, no me juzguéis, ni os riais de mi, por favor –dirigió una mirada sería a todos, por lo que asintieron con la cabeza–. Thorin, Fili y Kili, levantaos. Ahí los tenéis, mis imposibles amores adolescentes, delante mía pocos años más tarde...

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2023 ⏰

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