° Extra II °

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Avanzar

Aidan

Observo el panorama detrás de la mesada de la cocina. La sala estaba sola, no veía a nadie en las escaleras, tampoco escuchaba pasos.

Era tremendamente sospechoso.

Subo los antebrazos a la superficie, acomodando mi arma, no me confío de toda esa tranquilidad que abunda por aquí.

—¡Emboscada! —gritaron detrás de mí, asustándome.

Evan y Andy se aparecieron por la puerta de emergencia, bombardeandome con dardos de plástico, huí de la cocina con varios de esos pegados a la espalda he intentando darles a mis amigos.

Di un brinco en el sofá recién traído, ocultándome detrás de él. Espío por encima del espaldar, disparando hacia los chicos en la entrada de la cocina, corrieron a refugiarse en mi viejo escondite.

—¡No se permitían complots! —exclamé desde mi sitio.

—¡La única regla, es que no había reglas! —responde Andy.

Idiota Aidan de hace media hora.

Respiro profundamente para tomar valor y saltar el sofá, disparando como un loco dardos de plástico hacia el escondite de los chicos, ellos logran darme también, llego al pasillo de las habitaciones de esta planta con un resbalón estrepitoso que tuve con la alfombra, (¿Por qué, corazón?) Me quedé echado en el suelo consiguiendo oxígeno he intentando no pensar en las áreas de mi anatomía que ahora dolían.

Un par de rostros cubrieron mi vista del techo.

—Fin del juego, pelirrojo.

Ambos disparan sus últimos dardos, que quedan pegados encima de mis cejas.

—Los odio —mascullo, levantándome y quitando el par de juguetes.

Los chicos se rieron.

—Que gran victoria, amigo —ellos chocan los cinco—, le hemos ganado al rey de la casa.

—Por eso los odio —digo, sobando mi hombro—. ¿Cómo se atreven a ganarme en mi propia casa?

—No seas mal perdedor, Aidan —dijo Evan, poniendo su mano sobre mi hombro adolorido, hice una mueca soltando un quejido bajo—. Deberíamos seguir pasando las cosas, no vaya a ser que...

La puerta se abrió de golpe, seguido de un:

—¡Eh, hombres, gracias por la ayuda! —exclamado por Lyla, que junto a Bea y Hazel traen cajas de cartón.

Las chicas dejan las cosas junto al sofá y se cruzan de brazos al mismo tiempo, todas mirándonos mal.

—Media hora —declara Hazel—, media hora esperando por ustedes, ¿Qué tanto hacían?

—Oh, yo tengo una sospecha —responde Bea, tomando del suelo uno de los dardos plásticos.

Los chicos y yo soltamos un siseo. Hemos sido atrapados.

—¿Acaso se pusieron a jugar con esas pistolas de plástico? —ironiza Bea, dándonos una mirada de total molestia.

Andy resopla, Evan desvía la mirada y se pasa la mano por detrás del cuello, yo observo a los alrededores, silbando.

Las chicas suspiran, sabían la respuesta, era obvia. Aunque, en nuestra defensa, ellas no debieron dejarnos subir solos, ¡Sabían que nos podríamos distraer!

—A veces creo que no es solo Aidan el que tiene TDA —murmura Hazel.

Sí, había sido diagnosticado oficialmente con TDA, trastorno por déficit de atención sin hiperactividad hace al menos un año, debería decir que me causó sorpresa, lo que lo hizo es que fuera TDA y no TDAH, de resto, vivía mi vida como antes, ahora teniendo una explicación de por qué soy como soy.

Solo Me Importas Tú [Loved #2] ✅حيث تعيش القصص. اكتشف الآن