[Capítulo 2]

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—Vi, mi amor, te juro que ya es la última vez—N lloró y se aferró a la fina cintura de Vi.

La mujer rodó los ojos y trató de quitarse a su esposo de encima.

—Eso me dijiste hace un mes. ¡Un puto mes, Neo!

—No me digas Neo—lloriqueó más fuerte.

—Así te llamas.

—No, para ti soy N o mi vida, mi amor, mi cielo, cariño y-

Vi se sonrojó y apartó la mirada, con su mano trató de apartar el rostro de N de su cuello. —¡Déjate ver, tonto, no podemos hablar así!

Neo sorbió su nariz y asintió. Aparto su rostro del cuello de su esposa, pero su agarre en las caderas ajenas no se aflojó. Vi suspiró y palmeó la cabeza de N con comprensión pintada en su rostro.

Ella misma sabía lo que era tener jefes estrictos, esos que no te dejan salir ni a comer porque te quieren tener al pie todo el tiempo.

—Vi, mi amor, yo sé que estás semanas fueron difíciles, pero comprende, mi jefa es nueva y es joven, no parece ser del tipo de oficina. Siento pena, ¿Sabes? Su padre la mandó a la fuerza.

Vi cerró sus ojos. Dejó suaves caricias en el pelo de N, no estaba molesta con él.

—Lo sé, sé que tienes un corazón taaan grande que te impide hacer de la vista gorda cuando alguien tiene problemas—La mujer dio un ligero golpe en la nariz de su esposo. —Pero N, esto está afectando nuestra rutina. No llegas a cenar, cuando llegas ya estoy dormida o llegas tan cansado que te saltas la cena.

Vi tomó de los hombros a N, su expresión reflejando nada más que amor y preocupación.

—N, te quiero mucho y me importas, así que, por favor, ve diciéndole a tu jefa que no puedes seguir ayudándola horas extras.

La mujer pellizco la mejilla derecha de su esposo en reproche.

Neo se quejó con una sonrisa, su Vi demostrando amor era siempre grato de ver.

—Lo prometo, hablaré con ella.

—Entonces yo le dije que no quería, ¿Qué crees que me dijo?

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—Entonces yo le dije que no quería, ¿Qué crees que me dijo?

—Que no, seguro.

—Exacto—Uzi se dejó caer contra el respaldo de la silla giratoria. —¿Puedes creerlo?

—Eso es poco agradable de tu papá, linda—Thad siguió comiendo frituras que había comprado en la máquina de la oficina. —Yo digo que dejes al viejo y te mudes.

—No podría, es mi papá, después de todo. Sí, hay veces donde lo mando a la mierda y quisiera simplemente huir, pero no puedo. —La expresión en Uzi era complicada. No se sentía cómoda alrededor de su papá, sin embargo, no era motivo para dejarlo.

Tenía cierta dependencia.

—Linda, ayúdame a ayudarte—Thad recargó los pies encima de su escritorio.

Flor amarilla [NxV]Where stories live. Discover now