° Cuarenta y nueve °

62 5 0
                                    

Una semana después...

No sabía lo mucho que extrañaba a mi mejor amiga hasta que pude pasar un día entero con ella.

El fin de semana había vuelto después de días agotadores tanto en la universidad como en el rodaje, y aunque este fin de semana no había ido a la playa, pude pasar el día entero del sábado con mi mejor amiga, algo que desde hace un tiempo no sucedía y es algo que empezababa extrañar.

Hoy en la mañana, durante el desayuno, Bea me propuso salir solo nosotros, aprovechando que hoy tenía el día libre de grabaciones, acepté su propuesta porque ya desde hacía unos meses que ella y yo no teníamos una de nuestras clásicas salidas de mejores amigos como en los viejos tiempos.

Después de comer, nos alistamos para salir, quisimos sumar a Evan a la salida, pero él insistió en que era algo entre nosotros, así que después de despedirse, se quedó en el apartamento haciendo las labores escolares que tenía pendientes.

Nuestro primer destino esa mañana había sido el parque, rentamos un par de bicicletas he hicimos competencias de quién era el más rápido y quién tenía los mejores trucos. Era algo que solíamos hacer cuando teníamos doce y trece, a nuestras versiones pubertas le salían mejor los trucos que ahora intentamos recrear.

Después de mí casi caída de espaldas de la bicicleta, decidimos dejar esos trucos en el pasado, ya no estábamos para eso.

Luego de otros casi accidentes de caídas, fuimos al centro comercial a comer helado. Holbrook también tenía una sucursal de Rainbow Cream, una de las mejores heladerías de Ciudad Nevada. Ofrecían distintos sabores de helado, pero lo que hacía tan popular a esa heladería era que tú mismo podías crear tu helado, agregarle cualquier dulce que se te ofrecía y dependiendo cuánto pese, ese será el costo.

Con Bea hicimos un helado clásico de nuestra infancia: chocolate, vainilla y pistachos con jarabe de chocolate, crema batida y maní salado. Fue en un gran tazón y quizá por eso nos costó un poco más de lo que esperamos.

Pero era una vieja tradición de cuando teníamos ocho y nueve años, así que valió la pena el costo.

Después fue el cine, habían varias opciones de película, y una de ellas era el estreno de Hotel Transilvania 3, Bea no pudo negarse cuando le hice mi carita de perrito.

¡Es mi franquicia de películas favoritas, parte de nuestra infancia! ¿Cómo se iba a negar?

Dos horas después estábamos en el área de comida del centro comercial. Hay muchos locales de comidas y el olor de cada uno se impregnaba en el aire alrededor. Habíamos pedido pizza hawaiana, nuestra pizza favorita desde los quince años.

—Fue divertido hoy —admite Bea, sonriendo—. Extrañaba pasar el tiempo contigo, Ai.

Le sonreí.

—Yo también me divertí mucho, gremlin —ella se rió, siempre tenía un nuevo apodo para molestarla—, y también extrañaba pasar el tiempo contigo.

Bea suspira profundamente, echándose hacia atrás en su asiento frente a mí.

—¿Qué nos pasó? Antes salíamos juntos todo el tiempo, hablábamos todos los días, no había ni un fin de semana donde no hiciéramos una pijamada. ¿Qué pasó con eso?

También suspiré pesado.

—No lo sé, Bea. La universidad, el trabajo... todo está poniéndonos el agua al cuello. Es cierto que ya no pasamos tanto tiempo como antes, y si soy sincero... lo extraño —admití con una mueca.

—Yo también lo extraño, pero... todo esto es tan estresante —despide una risa irónica—. ¿En qué momento nuestras vidas pasaron a esto? Antes era todo muy tranquilo, mi mayor preocupación era no quedarme dormida, y ahora...

Solo Me Importas Tú [Loved #2] ✅Where stories live. Discover now