52. EPÍLOGO

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Tres años después

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Tres años después. 

Despierto con el aroma del café recién hecho y el roce suave de sus labios en el cuello. Mantengo los ojos cerrados y busco a tientas su cuerpo con la mano. Sonrío al comprobar que ha sido su culo lo primero que he conseguido alcanzar.

—¡Sobón! —grita fingiendo estar ofendida por el pellizco que se ha llevado en el trasero—. Ten cuidado... —me pide cuando intento volver a buscar ese culo que me vuelve tan loco dando palmas en la cama a ciegas.

Si no calculo mal, creo que tiene el tiempo justo para dejar la bandeja con el desayuno en la mesilla, antes de que vuelva a encontrar su culo y no pueda evitar tirar de ella y atraparla, para poder rodar sobre el colchón y tenerla de espaldas, arropada bajo mi cuerpo.

—Buenos días, lollipop —susurro adormilado, escondo la cara en su cuello y le muerdo la clavícula despacio, en el punto exacto dónde mi vieja camiseta de los Rams, esa que usa de pijama desde que salió vestida con ella de mi casa hace tres años, se ha desplazado lo justo para brindarme un poco de piel al descubierto.

Payton se da la vuelta entre risas para quedar frente a mí. Esconde la cara en el hueco de mi pecho y enreda los dedos en mi cabello. No se lo he dicho nunca, pero me encanta cuando hace eso. No sé cómo he sobrevivido tantos años sin sus caricias.

—Cariño, casi derramas el café en la cama —me regaña, aunque por el tono que utiliza no parece molesta, sino más bien divertida.

Abro los ojos para mirarla mientras me peina el cabello con los dedos. Su sonrisa ilumina todo su rostro, contagiándome su buen humor. La observo en silencio. Está preciosa. Relajada. Sonriente. Hundo la nariz en su cuello y dejo varios besos que van ascendiendo por la garganta hasta llegar a sus labios, dónde me detengo antes de que pueda rozarlos.

—No seas malo... —ronronea, se muerde el labio y a mí me sobran segundos para no poder resistirme más y morderlos yo mismo.

Le sostengo la cara entre las manos y beso cada rincón de su rostro. Le beso las mejillas, los párpados, la nariz. Desciendo por su cuello, por el hombro que tiene al descubierto. Le subo la camiseta para dejar la barriga al descubierto y le beso el ombligo, me deleito en esa zona en concreto y asciendo hasta el borde de sus pechos. Payton se estremece ante mi tacto y deja escapar un pequeño gemido que me vuelve loco.

—Caden... —exhala mi nombre seductor—. Se va a enfriar el café.

—Luego lo caliento.

—Las tortitas recalentadas no valen para nada —insiste sin mucho esfuerzo, echa la cabeza hacia atrás para darme más libertad en devorar su cuello.

Me estorba el trozo de tela que lleva puesto. Le alzo la cabeza para poder sacarlo y dejarla completamente desnuda. Deslizo la punta de los dedos por su piel, erizando todo lo que el rastro de mis dedos deja. Payton alza las caderas, buscando más contacto. Atrapo uno de sus pechos con la boca y mordisqueo el pezón con cuidado.

Seduce MeWhere stories live. Discover now