—Solo está dolido —lo defiendo enseguida—. Es mi culpa, esta vez ha sido sólo culpa mía. Yo... —trago saliva para poder continuar—. No quiero seguir haciendo llamadas. No me gusta. No es lo que quiero para mí.

—Lo sé... —cierra los ojos con una pequeña sonrisa en los labios—. Lo tuyo es el arte, y quizás no es esta noche, y tampoco mañana, pero estoy completamente segura de que es tu futuro —los abre lentamente y me mira fijamente a través del reflejo—. Prométeme que no te vas a rendir, pase lo que pase hoy, vas a luchar por tu sueño. ¿Prometido?

—Solo si me prometes que tú también empezarás a soñar.

—Por supuesto, ¿quién te crees que te va a vestir si no? —chasquea la lengua divertida—. Tendré mi propia marca, solo tengo que buscar el nombre perfecto para mis diseños.

—Los diseños de Jasmine —muevo las manos en el aire señalando un cartel imaginario.

—Sigue pintando guapa, que lo de los nombres se te da como el culo.

Ambas nos reímos frente al espejo.

—Jas... Estoy enamorada de tu hermano.

Siento una presión en el pecho tras decir en alto estas palabras, las que me han abrasado la garganta durante todos estos meses.

—¡Qué novedad! —sonríe burlona para quitarle peso a mis palabras y que no me sienta tan abrumada.

—¿Crees que vendrá esta noche?

Jasmine desvía la mirada del espejo e intenta ocultar una mueca de tristeza para que no la vea, sé que ella también lo está pasando mal, que no es fácil estar en medio de los dos y ver ambas versiones, pero agradezco que, a pesar de ser la única culpable, no me haya abandonado ni un solo día desde entonces.

—Ahora no tienes que pensar en eso —finge una sonrisa y me gira para quedar de frente—. Hoy es tu noche. Tuya y de nadie más. Vas a presentar siete obras, siete —recalca con un movimiento de cejas—. Estás a un paso de ser casi famosa.

Ese comentario me hace reír y olvidar durante unos segundos el nudo del estómago.

—Da igual quien gane hoy, lo importante es que Payton Cook va a presentar su primera obra. Mi amiga va a enseñar una parte de ella al mundo, y joder, eres tan bonita por fuera y por dentro que la gente no va a saber qué hacer con tanta belleza.

Resoplo divertida ante su exageración.

—No es por nada, pero voy a llorar —dice segura, como si eso fuera una obviedad y estuviera orgullosa de ello—. Recuerda quién es tu mayor fan.

—Tú, por supuesto —sonrío ampliamente.

—Bien, pues ahora cálzate unos buenos taconazos y vamos a disfrutar juntas de tu noche —envuelve su brazo con el mío—. No necesitas a nadie más, yo jamás me voy a ir.

Respiro hondo y me armo de valor.

Ya hay gente en la galería, mucha más de la que imaginaba. Supongo que serán familiares o acompañantes de los demás artistas. Charlo con mi tutora durante largos minutos, no deja de sonreír, lo que provoca que mi corazón se mueve a un ritmo mucho más tranquilo y mi respiración se calme. Ya están todas las obras expuestas, no solo las mías, sino la de los cinco participantes. Estoy nerviosa, muy nerviosa, pero ahora soy consciente de que realmente no necesito ganar hoy, porque haber conseguido llegar hasta aquí es premio suficiente para mí.

—¡Joder, Pamela! —gritan a mi espalda y me giro bruscamente con una sonrisa hasta buscar sus ojos—. ¡Estás cañón!

Me lanzo a los brazos de Rhys y le rodeo el cuello en un abrazo cariñoso.

Seduce MeWhere stories live. Discover now