La Vida Cotidiana De Una Ex-asesina

Familia

Capítulo III

Petunia se levantó en la mañana temprano para ir a la escuela, estaba en su quinto año de nivel primario. Hoy comenzaba el nuevo ciclo. Este día no fue diferente a otros días, sintió un bulto que presionaba su panza. Levantó su acolchado y no pudo, arriba de el se encontró con la cabellera roja de su hermana pequeña Lily, la abrazaba como un perezoso. 

-Lily, levántate ya es de mañana-Habló junto a un bostezo, pero su hermana no se movió, así que suavemente la puso de un lado y pudo salir de la cama. Por lo menos no hace frío en su habitación, a su hermana no le gustan los fuertes vientos por la noche, los árboles delgados suenan fuertes en sus sacudidas y la asutan, se cubre con su manta y cruza su cama.

Hizo toda su preparación personal de mañana, bajo a la cocina y su mamá tenía preparado el desayuno y su padre tomaba su cotidiano desayuno de café con huevos y tocino. Su padre se sonrojó cuando la vio y ella lo saludó devolviendo una sonrisa también.

-Tuney, ¿Cómo estuvo tu sueño,princesa?¿Descansaste bien?-Papa se preocupaba por sus actividades deportivas de artes marciales que tomaba tres veces por semana, le costó convencer mucho a sus padres de dejarla "aprender" actividades "no tan femeninas" ", hasta que demostró su perseverancia y resistencia a ellos ya su maestro de kung-fu.

-Dormí muy bien, papá, no te preocupes, me siento con mucha energía-Contesto tranquila y empezando a tomar su leche con cereales.

-Es como te dije, cariño. Nuestra niña tiene mucha fuerza y ​​resistencia, ella desde pequeña me ha ayudado en mirar las plantas y cuidar de vista a Lily. Hablando de ella, ¿ya se levanto?-Mientras terminaban de hablar se escuchaba un grito y ruido de pisadas rápidas, después de un rato caminando rápido bajo por la escalera una pequeña de cabello rojo todo revuelto.

-Lily que te dije de no correr por la escalera, es peligroso-Su madre la regañó y la esperaba con la avena y tostada preparada.

-Buenos días a todos. Y lo siento mamá-terminó disculpándose y observando a su hermana mayor con un puchero.

-Buenos días, princesa de Papá- su padre le dio un beso y luego ella se dirigió a su asiento, cerca de Petunia.

-Tuney, ¿Por qué nunca me levantas?- miró con cara adorable y triste a su hermana; mientras la susodicha estaba despacio terminando de comer su pan.

-Te desperté una vez y no me escuchaste, además te he dicho que no duermas en mi cama, tu tienes la tuya- respondió ella.

-Tu sabes que tengo miedo a los ruidos mmmm...- con la boca llena murmuraba la pequeña.

-Muy bien niñas, terminen su desayuno tranquila-su madre le ordenaba y trenzaba la cabellera revuelta de su hija menor.

El comienzo de clases no fue muy emocionante para Petunia como para Lily. 

Hasta que recordó a su amigo Bill, un niño grande, quién es dos años mayor a ella. Mientras terminaban el desayuno, recordó como se conocieron.

Bill es un niño intranquilo, siempre busca molestar y pelear con todo aquel que cruzará, se conocieron cuando él fijo su mira en ella, fue un gran error por su parte molestarla. Yendo hasta ella y provocarla sacando de sus manos sus libros de escuela y revistas viejas, ella solo espero y no se inmutó, hasta que el rostro de Bill estuvo más cerca, lo golpeó de lleno, ahí empezó esa extraña amistad. 

El chico quedó un poco inconsciente pero se recuperó enseguida, ella lo espero que despertara a su lado, lo bueno que nadie vio esa escena.

-Lo siento, fui muy molesto contigo. Por cierto, fue una gran paliza, mi nombre es Billy- Sonrió el niño con su mejilla hinchada de lado y dio su mano en señal de saludo.

Ella lo observará con su mirada directa y sus brazos cruzados en señal de no dar cabida. Hasta que recordé que no tenía que ser tan dura con un niño tonto.

-Mi nombre es Petunia, lo siento por darte ese golpe fuerte, se me paso la mano-Le entrego su mano en señal de aceptar su disculpa.

-Genial, eres mi primera amiga, espero llevarnos bien Petunia- Sonriendo, le recordó a alguien quizás, con cabello castaño y piel trigueña, quien se comunicaba a través de miradas intimidantes, gruñidos y golpes. Bill es un buen chico solo inquieto y rebelde por naturaleza, solo le gusta hacer deporte y ver la tv de vitrinas de ventas, además que es demasiado alto y ella pequeña a su lado. Por ahora ella es delgada y alta, por genética segura, su padre le mencionó a su difunto abuelo quien tenía esa particular silueta y altura. A ella no le molesta, es bueno ser alta y tener un peso equilibrado, quizás necesita más masa muscular. 

Tras despedirse de sus padres, las hermanas Evans emprendieron su caminata hasta la escuela, sostenida de manos. Petunia ya tenía planeado entrenar a su único amigo a su manera, iba a ser una buena maestra, sonriendo cruelmente por debajo por un instante y enseguida volvió a su estado serena y caminó con parsimonia.

Lily la vio sonriendo y se le enfrió su nuca, su hermana mayor tenía pocas expresiones, las sonrisas eran aún menores y raras según su estado de ánimo, recordó cuando hizo una mala broma a su hermana y sufrió la consecuencia de otro peor, no volvió hacer una broma pesada. 

Lily ama mucho a su familia, sobretodo a Tuney aunque su hermana mayor no se note muy accesible, ella sabe que su hermana la ama y se preocupa por ella, se siente muy segura a su lado, a veces se pavonea y se acurruca en su brazo en sus caminatas como ahora.

-Tuney, cada día te ves más bonita con tu uniforme, espero ser igual de alta como tú y papá- Comentó mientras se acercaban a la escuela, haciendo sonrojar a Tuney, aprovecho esta oportunidad para pedir que se detuvieran y poder buscar algunas flores para hacer unas pulseras con sus amigas. 

En su búsqueda en ese baldío del barrio se encontró con unas pocas flores llamativas y viejos árboles que de alguna manera se complementan con ese ambiente gris e industrial. En su vista rápida, observa a los lejos y escucho llorar casi imperceptible a un niño detrás de un árbol. Su hermana la llamó, ella solo pidió unos minutos más y se acercó al niño, quien se encontraba a unos cuantos metros de ella.

-Hola, soy Lily ¿Estás bien?, ¿Cómo te llamas?, ¿Estás perdido?-Hablo hablo suavemente y preocupada, tratando de ser seria como su hermana mayor.

El se asustó por su presencia, confundido y luego avergonzado, todo se registró rápido en su rostro. Luego prefirió tomar una posición de protección y habló con voz alta.

-No te acerques, aléjate. No me molestes- El niño trató de mantener su rostro molesto cuando se levantó, mientras secaba los rastros de lágrimas con su ropa vieja y rota, pero limpia.

-No hables de esa manera a mi hermana, pequeño enano-Una voz proveniente de detrás de él, los hizo brincar y asustar a los dos niños por igual.

-Tuney me asustaste-Lily hizo un puchero y empezó a llorar apuntado su dedo a la dirección de Petunia, su hermana se acerco y agarró su mano para consolar, mientras que con la otra sacaba un pañuelo de su bolsillo para secar las lágrimas a su hermanita.

-Lo siento por asustarte, pero no te encontré, así que vine a buscarte, sabes que te di unos pocos minutos, tenemos que darnos prisa- Se llevó a su hermana. Hasta que recordó al niño, dando media vuelta su cabeza hacia el costado, dirigio su mirada atrás donde se encontraba el niño pero ya se había marchado. Ahora está seguro que no es buena comunicándose con los niños en esta y su vida anterior, por lo menos pudo confirmarlo esta vez.

En el transcurso de limpieza al rostro de su hermana y acomodando sus trenzas, medito del "particular" nen de los dos niños, parecido a un fuego natural y cálido proveniente de su interior, que afecta en gran medida a toda su aura alrededor sobretodo con estado emocional intranquilo. Igual al de su hermana cuando se encontraba muy enojada, contenta o triste. Se había encontrado con algunas personas con esta clase de aura en la ciudad, estaba claro que es diferente a las personas comunes.

Su intuición le informó que debía mantenerse atenta con estas personas, esperando que no afectara ni dañara a su pequeña hermana. Por ahora puedes vigilarla y cuidarla, un hilo delgado y brillante se conecta con el uniforme escolar de su hermana menor. 

En su rápida caminata hacia la escuela, las hermanas mantenían sus manos unidas y hablaban, no supieron que en la distancia, detrás de ellas, el niño que escapó las observaba con curiosidad.