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[Narrador Omnisciente]:

Aquella noche transcurrió con tranquilidad, se evitó el tema sobre la razón de la tristeza y dolor de la tailandesa.

Eran un grupo de amigas, comiendo pollo frito a petición de la coreana mayor, hablaban de sus días y reían de los malos chistes que Jisoo contaba.

Tomaron asiento en el gran sofá ubicado en la sala, pusieron una película y se cubrieron del abrazador frío con mantas para cada parejita.

La pelinegra estaba sumida en las caricias que le propinada la castaña de ojos felinos en la palma de su mano, miraba con cariño como la mujer a su lado parecía inconsciente de su jugueteo. Ensimismada en la película de princesas de la cual la pelinegra no había puesto ni una pizca de atención.

Lisa miraba contenta como de vez en cuando, la mujer le daba pequeñas miradas y besaba su rostro con delicadeza, para luego perderse completamente en la película.

La otra feliz pareja estaba abrazada al otro extremo del sofá, la rubia ya se encontraba dormida profundamente gracias a las caricias y mimos de su novia.

En aquella sala solo se escuchaba el diálogo y efectos sonoros de la película, todo lo demás era silencio.

Por la mente de lisa, miles de voces gritaban y susurraban bestialidades pero todas eran silenciadas cuando la Castaña se giró a ver sus ahora llorosos ojos.

"¿En qué momento volvió a llorar?". Pensó la castaña, alzando una de sus manos para limpiar las lagrimas de la otra.

— ¿Quieres ir a la habitación, lili? — susurró acariciando las mejillas de la nombrada.

Lisa apego sus húmedas mejillas tanto como podía a las cálidas palmas de Jennie, luego de unos segundos le pregunto a susurros.

— ¿Dormirías conmigo? Por favor nini.

— Vamos cariño. — respondió la castaña tomando sus manos para guiarla al cuarto, se despidió con un gesto de su amiga y fue con Lisa a la habitación.

Una vez allí, Lisa fue la primera en hundirse en el cómodo y suave colchón, soltó un suspiró relajado mientras escondía su rostro en la almohada.

— Lili, debes ponerte pijama.

Pero la pelinegra ni se inmutó.

— Lalisa, pijama ahora.

La castaña tomo uno de los pijamas del closet de la pelinegra y se acerco a ella una vez que esta ya se encontraba sentada.

— Quítate la ropa.

Lisa le sonrió con una mezcla de burla y diversión.

— Al menos un cafecito ¿no?.

— ¡Lalisa!. — gritó Jennie completamente sonrojada.

Luego de reírse del tomate que se había vuelto la castaña, Lisa obedeció y se deshizo de su camiseta y pantalones para ser cambiados por su camiseta negra unas tallas mas grande y unos shorts.

Jennie por su parte se cambió en el baño, uso una de las camisetas de Lisa y el short más pequeño que tenia la tailandesa.

— No te rías. — dijo la castaña desde el baño.

— No lo haré.

Jennie salió con el pijama improvisado que le dió lisa, en su rostro plasmada una expresión seria.

En cambio la pelinegra reprimía las ganas de soltar mas de una carcajada por la evidente diferencia de tallas entre la castaña y ella.

— Lalisa, te lo advierto. — la morena apuntó con el dedo a Lisa quien ya soltaba lagrimitas por su intento de no reír, que no estaba resultando tan bien.

Control TotalWhere stories live. Discover now