Cinco

234 18 48
                                    

Nota del autor:

Antes de empezar,  me gustaría primero agregar un aviso sobre las escenas de índole erótica que se presentan en este capitulo. Hay escenas un poco fuertes, aunque no son en su totalidad explicitas.  Pero, es bueno avisar esas cosas antes de tomar desprevenido a algún lector que le incomode este tipo de situaciones.

—Así que... Tú y Perséfone. ¿Eh? — Comentó Abigail, intentando sonar lo más casual posible, quería saciar su curiosidad, pero de forma discreta. Prosiguió, cuidando sus palabras una por una. —Te lo tenías bien guardado.

—Bueno, sucedió muy rápido, ni yo mismo me lo creía. — Respondió Sam jugueteando con las notas de su bajo sin mirarla directamente, lucía algo decaído. Intentando evadir el tema, agregó. —¿Crees que Sebastián tarde?

—Ya sabes cómo es... A Sebastián le gusta tomarse su tiempo. Supongo que llegará cuando esté listo.— Abigail se encogió de hombros. Luego, cambió de tema con una sonrisa pícara. —Pero hablemos más de ti y Perséfone, quiero escuchar todos los detalles.

—No hay mucho que contar, en realidad...

—¿Al menos se besaron?

—Sí, un par de veces. ¿Por qué?

—Pues...— Abigail, preocupada, decidió desistir de su búsqueda de conocimiento, y preguntó. —Después de tanto tiempo intentarlo conquistarla, pensé que estarías feliz de por fin salir con ella. Pero parece que te incomoda el tema.

—No es nada...—Sam se rascó la nuca un poco y dejó el bajo a un lado con suavidad. —Es solo que, no lo sé... En realidad, no he sabido de ella en días, no contesta mis llamadas. Hablé con Emily al respecto, y no pudo decirme gran cosa. Sé que debo darle tiempo y todo eso, pero... Me frustra no saber nada.

—Hombre, eso es una mierda. ¿Has pensado ir a su casa?

—Lo pensé, pero no quiero parecer demasiado desesperado o patético... Al fin y al cabo, ni siquiera sé si realmente somos algo.

—Pero, Sam, es que no puede desaparecerse así, como si nada. Aun si no son algo formalmente, tienes derecho a saber el porqué de su actitud.

—Probablemente no lo hace a propósito, tal vez solo está pasando por algo jodido.

—Puede que sí, pero es una mierda que ni siquiera sea capaz de decirte que necesita estar sola.

—No es así, si ni siquiera su propia amiga sabe de ella...

— Ese es tu problema. — Abigail en ese momento se sentía exasperada con tanta justificación de su amigo, sentía que estaba hablando con un niño pequeño. Espetó, ya disgustada. —¡La excusas demasiado! Mereces respeto, ¿no crees?

—¿Y qué quieres que haga, Abi? — Sam frunció el ceño, sintiéndose atacado. —¿Obligarla a que me hable?

—No seas idiota. Se trata de que te respete lo suficiente como para ser honesta contigo. Y si no puede darte eso, entonces quizás necesitas reconsiderar si realmente quieres a alguien así en tu vida.

—Pero, ¿y si realmente estoy enamorado? A veces, simplemente no puedes controlar tus sentimientos.

—¡Cómo te vas a enamorar si ni la conoces! — En ese momento la joven estalló totalmente por la frustración, la situación le parecía completamente absurda. —No sabes nada de ella, y aun así dejas que te manipule a su gusto.

—¡Lo sé, Abigail! — exclamó Sam con voz tensa, con sus ojos verdes destellando de frustración. Quería que su amiga entendiera su punto de vista, pero estaba lejos de lograrlo. —Ya sé que no la conozco bien, pero... hay algo en ella, algo que me atrae, algo que... simplemente no puedo explicar.

H e a r t b r o k e n || Stardew Valley Donde viven las historias. Descúbrelo ahora