Feriha: La Aurora Boreal Del Imperio Otomano

Bolüm 11

4 de Septiembre 1538

Feriha miro a su madre, extrañada por oír las palabras de esta, su vista se dirigió a su padre, quien permanecía serio, algo que asustó aún más a la joven Sultana, sus nervios comenzaron a salir.

– No es cierto, ustedes ¿No decidieron eso verdad? – Pregunta nerviosa esperando a que aceptarán aquello

– Lo siento hija, pero es mejor qué debas contraer nupcias y vivas una vida tranquila – Asegura su madre

Al ver a su padre no podía decir más que su destino sentenciando por una boda en donde ella sería la novia y un extraño sería su futuro esposo.

– Yusuf Davud Pasha es una buena opción, será un buen esposo – Dice su padre ganándose la mirada triste de su hija

– No son ustedes, no si mis padres, algo a pasado para que tomen está decisión, dígamelo padre, madre, no me hagan sufrir de esta manera –

– Lo siento hija mía, solo que es hora de que te cases –

Feriha no permitió que sus padres hablarán más con ella y se fue a sus aposentos, aún se encontraba en Manisa, había pasado mucho tiempo desde que no veía a su familia, estaba en Manisa desde febrero, el mes pasado celebró su cumpleaños. 6 meses casi 7, no se comparaban nada en 6 años, ¿Porque le debían dar esa noticia cuando aún ella disfrutaba de estar cerca de sus hermanos?

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Mustafá limpiaba las lágrimas saladas de su hermana menor, le consolaba con un fuerte abrazo y varios besos en su cabeza, Feriha lloraba sin parar y de alguna manera alegraba a Mustafá, ya que ella nunca lloraba en frente de alguien, siempre se guardaba sus sentimientos y lloraba sola por las noches, verle abrir sus sentimientos le hacía sentir feliz.

– Mustafá, no quiero casarme con Yavuz no quiero – Repetía una y otra vez

– Lo sé Feriha, lo sé, trataré de hacer cambiar la opinión de nuestro Padre y de nuestra Madre – Cometa Mustafá

– ¿Lo prometes? – Pregunta Feriha secando sus lágrimas

– Lo prometo – Asiente reforzando aún más su promesa

Se vuelven a unir en un fuerte abrazo ambos hermanos, un abrazo que significaba mucho para ambos, un amor de hermanos incondicional.

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– ¿Cómo va todo Emir? – Pregunta una voz femenina

– Todo va bien mi Señora, pronto estará de regreso –

– Bien, puedes retirarte –

Una vez que queda sola en los inmensos jardines de aquella propiedad suelta risas sonoras, pues sus planes comenzaban a salir bien.

– Por fin regresaré y nadie me va a impedir ganar, yo ganaré está vez – Susurra para si misma

Unas últimas risas son escuchadas por algunas criadas que pasaban cercas de allí, se miran gustosas pues con tan solo escuchar aquellas risas sabían que su Señora había logrado al fin las varias cosas se había propuesto.

Nota:

Me andaba quedando sin ideas, hasta que mis impulsos me ayudaron, pero en crear más historias. Mis impulsos compulsivos de escritora me ganaron y ahora tengo 10 historias que debo terminar genial! Bueno, ya se me olvidó lo que iba a escribir en la nota, así que me despido.