Bolüm 2

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18 de Agosto 1523

La castaña se encontraba cansada, corriendo por los alrededores, persiguiendo a su hijo Mustafá por los grandes jardines imperiales, todo era observado por el Sultán desde lejos, una sonrisa pequeña se formó en su boca...

— Mustafá, ya para por favor, el aire ya no entra a mis pulmones, ten piedad de tu madre — Dice siendo mirada por su hijo

El Príncipe comienza a reír debido al agotamiento de su madre, se acercó lentamente a ella con una sonrisa cómplice

— Debemos de irnos, Feriha está algo cansada hijo, recuerda que tu hermana es pequeña —

El Príncipe hizo una mueca pero el amor hacia su hermana podía más que cualquier cosa en el mundo, claro que aceptaría la petición de su madre con tal de que su hermana durmiera.    

Los tres se retiraban a los aposentos, todo era observado por el Sultán, hizo una mueca cuando vio a una pelirroja acercarse a las rosas de aquel jardín, todavía le guardaba rencor por lo que había hecho con su hija, no la iba a perdonar fácilmente

La pelirroja miro hacía arriba, su mirada se encontró con la de un Sultán enojado, que la miraba con total desprecio, suspiro algo triste había salido a caminar después de tres días acostada en su cama, todos sus movimientos eran bien cuidados y vigilados por sus sirvientes

— Que sucede Hürrem? — Pregunta Nurhan al oírla suspirar

Hürrem sin apartar la vista de su Sultán responde a la pregunta de su amiga y fiel criada

— No se cómo me debería de sentir, realmente estoy arrepentida por lo que hice con mi hija Nurhan, saber que ahora su madre es Mahidevran y que Suleiman le presta atención me hace enojar — Responde

Nurhan suelta un suspiro largo, su amiga no tenía buenas decisiones casi siempre, el impulso era lo que me ganaba, sus impulsos le hacían perder varias cosas y por ellos se ganaba el odio y desprecio de muchos

— Hürrem ya verás que el Sultán te perdonará y te devolverá a tu hija — Habla Nurhan siendo vista finalmente por su amiga quien le sonríe

— Que Allah responda a tus plegarias Nurhan — Le dice sonriendo

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Las risas sonoras de una niña suenan en aquellos aposentos conocidos por muchos del Palacio, esa hermosa niña que era la felicidad entera del Sultán Suleiman y de la Sultana Mahidevran

Aquella niña de nombre Feriha, la Sultana Feriha, era una niña tan feliz y sus risas lo demostraban, su hermano también llegaba a formar parte de ellas

— Feriha será una gran Sultana en un futuro, será como su madre de bella y su padre de fuerte — Describe el Sultán

Las risas son respuestas para el, Suleiman y Mahidevran se miran con una sonrisa, aquellas sonrisas que ya no se daban desde hace mucho tiempo, sonrisas que hacían falta en sus vidas

— Así es, Feriha será una gran Sultana, tendrá el mundo a sus pies y la respetarán — Dice Mahidevran sin apartar su vista de la bebé de unos cinco meses

— Feriha será muchas cosas, una maravillosa Sultana, ese es su destino, ser una grandiosa Sultana —

Los dos no paran de ver a la niña y verse entre ellos, esos momentos debían de disfrutarlos y guardarlos para siempre

Momentos felices antes de que una batalla de libre

Feriha: La Aurora Boreal Del Imperio Otomano Where stories live. Discover now