Hürrem tuvo una hija más, pero está fue despreciada por muchos incluyendo a su propia madre, fue acogida por alguien más que le brindo ese cariño y calor maternal...
Ahora ella tiene oportunidad de gobernar el Imperio Otomano si el Sultán así lo des...
Tocaba aquel violín como si su vida fuera a depender de ello, era observada por su tía quien la miraba con orgullo por lo tanto que había aprendido en los últimos días.
— Muy bien Feriha, has aprendido demasiado — Felicita Hatice cuando Feriha había dejado de tocar
— Sin usted tía no sería posible para mí poder aprender — Responde
Ambas se abrazaron tiernamente, Feriha agradecía en tener a su tía Hatice con ella, pues desde siempre se sintió sola cuando su familia se alejó y marchó a Manisa, ya habían pasado 4 años desde a última vez que se vieron.
En unos días Feriha cumpliría 14 años y su padre comenzaba a buscar algún pretendiente para que fuera esposo de su segunda hija, un hombre que fuera realmente de fiar y que supiera respetar a su hija.
— Ven, vamos que ya es tarde, debes dormir Feriha — Dijo Hatice
La Sultana Feriha dejo el violín en su estuche y se acercó a su tía, ambas se retiraron, Hatice acompañaría a su sobrina hacia sus aposentos y asegurarse de que no se escapara como en otras veces.
En el camino hacia los aposentos de Feriha ambas escucharon algo que las dejaron perplejas.
— Yo seré una Sultana, yo seré la esposa del Sultán Suleiman, Mahidevran, tu y Hürrem morirán junto a sus hijos — Dijo aquella voz femenina que Feriha y Hatice reconocieron, se trataba de Melek Hatun
— No estés tan segura de eso Melek, aunque tengas la atención del Sultán, Feriha es más importante para el, más que tú, yo o Hürrem, con solo una palabra de Feriha para que seas ejecutada — Respondió la voz reconocida de Hasret
— Hasret, quítate de mi camino mejor, iré a visitar al Sultán — Ordena enojada
— No creo que sea posible, nuestro Sultán está con otra mujer y no es Hürrem, es una mujer mucho más hermosa que tú diría yo — Dicho esto se alejó
Al escuchar los pasos de Hasret venir, Hatice y Feriha se alejaron de aquel pasillo para ir a los aposentos de Hatice, sería una mejor idea por el repentino cambio de humor que tendría Feriha.
Una nueva mujer había aparecido en la vida de Suleiman y esto causó una enojo difícil de apaciguar en Feriha.
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Algo estresada y nerviosa, aquella mujer de cabellos castaños miraba el espejo soltando un suspiro, sería la segunda noche donde estaría junto al Sultán Suleiman.
— Señorita Cassia, debe de estar tranquila y ser feliz que muy pronto se puede convertir en una Consorte del Sultán —
— Lo sé querida, pero me siento algo nerviosa —
— No sienta esos nervios y mejor alegrese, su vida está a punto de cambiar —
— Tienes razón, me debo de alegrar —
Cassia una Concubina traída desde Venecia, sedujo con su belleza al Sultán quien la había visto cercas de los cuartos de limpieza, cayó rendido ante ella.
Ahora era un blanco perfecto para Feriha, ella era alguien a quien también debería de eliminar rápidamente antes de que consiga más poder del que ya tiene.
Lo que Cassia tenía de bueno aparte de su belleza, era su inteligencia y madurez, su forma de hablar era tan buena que muchas muchachas se acercaban a ella. Cassia tenía un corazón noble y una amabilidad que sería difícilmente destruida.
Cassia Vennier—Baffo de tan solo 15 años aunque su rostro no lo haga ver así, una joven que también quiere sobrevivir en ese lugar y lo hará pero ella no quisiera hacerlo con la necesidad de matar a alguien, tenía inteligencia y debía usarla de buena manera.
