- Perdona, ¿nos cono... - deja de hablar mientras me mira de arriba a abajo. - ...cemos?

- Kim Taehyung - le digo. - Nunca pude darte las gracias por el rescate.

- ¡Oh! No te reconocía con ese pelo - señala mi cabeza antes de estrecharme la mano. - No hay nada que agradecer. Haría cualquier cosa por el Capitán Kim - añade.

- Sí, este es mi color natural - me acaricio un mechón moreno. - Nam... ¿El Capitán Kim también te ha reclutado esta vez? - le pregunto porque parece que tiene predilección por arrastrarnos a ambos.

- Sí. Entiendo que a ti también - resopla.

- No me lo recuerdes - niego. - ¿Me iba a ir a cenar algo por ahí, me dejas que te invite para agradecerte que me salvaras?

Parece dudarlo por un segundo. Mira alrededor y se da cuenta que no tiene nada mejor que hacer.

- Claro - termina por aceptar.

- Pues vamos, Teniente Jeon.

- No estoy de servicio, así que llámame Jungkook, por favor - me pide con una preciosa sonrisa.

Llamamos a un taxi y le llevo a cenar mi pizzería favorita. La conversación es amena. Descubro a un chico divertido e inteligente, nacido en Busan, dos años menor que yo e hijo de militar.

Mi sexto sentido parece que no es tan efectivo con él como con otras personas y eso me gusta porque logra sorprenderme.

Después de cenar nos vamos a beber unas cervezas y antes de que sea demasiado tarde, decidimos volver al submarino. Cuando llegamos la zona de camarotes, es hora de despedirnos.

- Gracias por esta noche, Tae. Me he divertido mucho - me mira a los ojos. Los suyos son preciosos. No me había dado cuenta hasta hoy de lo vivos y brillantes que son.

- Gracias a ti por acompañarme. Lo he pasado muy bien - le digo sinceramente. - Y por favor, perdóname por todo lo que te hice en Kioto - me pongo colorado al recordar aquel sucio retrete en el que le hice una felación. - No... no se me ocurrió nada más - aparto la mirada, muerto de la vergüenza.

Entonces Jungkook se acerca a mí, me agarra por la barbilla y me da un dulce beso en los labios.

- Hasta mañana, Taehyung - me dice sobre la boca antes de meterse en su camarote.

Me apoyo contra la pared del pasillo y cierro los ojos, rememorando el beso que acaba de darme.

Ha sido perfecto.

Me acuesto pensando en que, quizás, no ha sido tan mala idea venir aquí.

[...]

Por la mañana, me despiertan voces y ruidos. Me desperezo y salgo a ver qué pasa. Hay un trajín terrible. Veo a varios militares llegar con sus petates.

- ¡Tae! - me llama Nam. - ¿Qué tal, hermano?

Recuerdo el beso de Jungkook y no puedo ocultar una sonrisa.

- Bien Nam, ¿y tú?

- Anda, ven a desayunar conmigo y te presento a mi unidad - me abraza por los hombros y me arrastra al comedor.

Ha llegado más personal, cocineros. Pido un café y me ponen un brebaje asqueroso de melita.

Es puro veneno.

Busco a Jungkook por el comedor, pero no le veo. Desayuno con Nam y después nos cita a todos en la pequeña sala de juntas. Veo por primera vez a Jungkook. Está impresionante con el traje de camuflaje y sus botas militares.

Misión: Alfil Negro (Taekook) 🔞Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt