30. La Segunda Batalla de Coruscant.

650 70 3
                                    

El sol se alza radiante sobre la superficie de la ecumenópolis, pero en contraste con el cálido brillo de aquella estrella en la órbita del planeta se comenzaba a librar una nueva batalla sobre la superficie de aquel planeta, la mega flota del Almirante Yularen hizo su aparición desde los flancos de babor y estribor de nuestra fuerza mientras que el remanente de sus fuerzas apareció desde las lunas para atacar la retaguardia, fue entonces que las tres fuerzas de defensa de nuestra armada se dispusieron en línea crean una pantalla de defensa a babor, estribor y en la retaguardia para contener a las fuerzas del Yularen evitando que ayudaran a la flota de defensa que estaba frente a nuestra fuerza de ataque, por lo cual y con la flota de Yularen siendo contenida ordené a mis cruceros y cazas arremeter con todo contra la fuerza de defensa frente al planeta la cual era liderada por El Orgullo del Núcleo concentrando todo el fuego sobre el acorazado Imperial el cual no tardó en responder a nuestros disparos iniciando un intenso intercambio de fuego entre ambas fuerzas mientras los cazas de ambos bandos se batían a duelo llenando el espacio de luces y explosiones.

En paralelo a aquel combate las defensas de babor, estribor y retaguardia hacían lo propio con el resto de la fuerza del Almirante Yularen y los eventuales refuerzos que poco a poco iban llegando a Coruscant, haciendo todo lo necesario para mantener a raya a las naves imperiales y al mismo tiempo infligir la mayor cantidad de daño posible al enemigo.

Más abajo en la superficie, Palpatine y Darth Etray observaban los destellos de la batalla espacial desde la torre principal de lo que alguna vez fue la sede del Consejo Jedi mientras la guardia carmesí permanecía resguardando los alrededores de la sala. Ante la espectacular imagen Darth Etray le comentó a su maestro:

- Puedo sentir a Skywalker y a Kenobi maestro.

- También los he sentido Darth Etray, pero no están solos, también puedo sentir la presencia de la joven Ahsoka Tano y también otra presencia que no sentía desde...

- ¿Maul? – preguntó la Sith.

- Así es... - dijo Sidious con sorpresa – Así que Maul también viene con ellos y todo indicaría que Grievous los estaría comandando, sin duda es toda una sorpresa aquel grupo.

- Pero, aunque logren eliminar a la flotilla de defensa deberán sortear los escudos deflectores y eso no sería tarea fácil maestro.

- Así es mi joven aprendiz – contestó Sidious – pero yo me aseguraré de que el escudo no sea problema para ellos, cuando llegue el momento daré la orden de desactivar los escudos deflectores para que ellos puedan pasar, luego nuestras tropas se encargarán de guiarlos a todos hacia nuestra trampa y una vez dentro nos aseguraremos de eliminarlos a todos para poner fin a este conflicto de una vez por todas.

- No sé preocupe por eso maestro, me aseguraré de acabar con ellos.

- Eso espero Darth Etray, o de lo contrario las cosas se complicarán más de la cuenta, si logramos acabar con todos ellos aquí y ahora, tendremos garantizado el control de toda la galaxia, los Separatistas sin el general Grievous carecerán de un liderazgo fuerte y se verán obligados a capitular, por su parte los sindicatos criminales a cargo de Maul perderán cohesión y podemos aprovechar la situación para pacificar el espacio salvaje y los territorios del borde exterior, finalmente los Jedi sobrevivientes no tendrán donde ir ni a nadie quien los proteja, con el tiempo su luz se extinguirá de la faz del universo y por fin reinará la paz y el orden en la galaxia.

Darth Etray asintió para enfocar nuevamente su mirada en los destellos que colmaban el cielo diurno de Coruscant esperando el momento para demostrar su valor a su maestro.

Encarnando al General GrievousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora