21. SI TE VAS, ME VOY CONTIGO

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Maratón 1/5

Su risa, es mi más absoluto placer para mis oídos, sus carcajadas, entran de lleno en mí ser, que chilla vivo de  felicidad. Chilla vivo, estoy viva, si estoy aún viva es por él. Quiero escuchar más su risa, necesito escucharla.

Las piernas responden por si solas, y con el móvil aún en la oreja, empiezo a andar deprisa, como si mi vida o la de él, dependiera de ello. Las lágrimas ya hace rato que se han dado por vencidas, y salen deprisa por mis mejillas, empapándome la cara, y doliéndome cada músculo por dentro. Mis amigas me paran de frente, y miran mis ojos perdidos. Me miran asustadas, y atemorizadas, como lo estoy yo. Cuelgo la llamada, y guardo el móvil en el bolsillo de mi cazadora, y paso por medio de ellas dos andando más deprisa. Me paran con los brazos.

— ¿Qué ha pasado, Abby? —Pregunta Anne sin entender nada.

—Han disparado a Jake. —Las palabras salen por si solas de mis labios, y una vez dichas, duelen más que quedármelas adentro. Duele más decirlo en voz alta.

—Vamos contigo, voy a llamar a Matt. —Avisa Marly.

Asiento, sin querer darle la contraria, solo quiero encontrarme con él. Subo al coche y lo enciendo deprisa, y también conduzco deprisa, importándome muy poco la velocidad permitida. Aparco mal delante del hospital, y salgo de un salto del coche, y corro empujando las puertas.

—Jake, Jake Connor. —Digo respirando rápido.

—Hola. —Dice la mujer de recepción con una sonrisa. Y tengo ganas de golpearla y quitársela. — ¿Es familiar?

Asiento fríamente. —Soy su novia.

Taclea algo en el ordenador, y me mira. —Está en la planta de observación, puerta 45.

—Gracias. —Le digo en un susurro.

Corro por los pasillos, y entro en un ascensor, con Marly y Anne pisándome los talones. Cuando se abren las puertas, busco con la mirada todos los números, para encontrarme con el 45, y una vez lo localizo, corro hacia la puerta, y la abro, encontrándome una imagen que me hiela el corazón. Me pongo la mano en la boca, y camino decidida hasta él, con pasos largos y firmes. Le cojo la mano, y los ojos se me llenan de lágrimas.

—Cariño…—Susurro. —Oh dios, Jake.

—Abby. —Pronuncia lentamente Marly. —Ahora viene Matt, me ha dicho que él estaba ahí. Y que—

Se corta ella misma cuando la máquina empieza a soltar un sonido, muy fuerte, y que entra de lleno en tu oído. Giramos la cabeza en un acto reflejo, hacia Jake. Me levanto rápidamente.

—Avisad a una enferma. —Me acerco a él con las lágrimas en los ojos, y le cojo la cara con mis manos. —No me dejes Jake, no te vayas, no aún.

Una enferma me quita de su lado, para llevarme a fuera de la habitación, y que puedan hacer lo necesario, para darle vida al cuerpo que me da vida a mí.

—No, no…no puede estar pasando. —Susurro.

Me apoyo en la pared, y me deslizo hacia abajo, me pongo el puño en la boca, y empiezo a llorar, como si no hubiera mañana.

Él ahora mismo está rozando la muerte con sus dedos, y yo la estoy rozando con él. Mi cuerpo se siente vacío, si él se va…me voy con él. No puedo soportar este dolor, es mayor al que te peguen, al que te hagan daño físicamente, este dolor acaba contigo interiormente.

— ¡Vamos! —Oigo chillar des de dentro.

Vamos, vamos Jake. Le digo mentalmente, más bien le suplico, le suplico que siga viviendo.

— ¡Es tu culpa! ¡Si mi hijo muere hoy será tu culpa! —Levanto la mirada, para encontrarme a Hunk entrando deprisa con el dedo apuntándome, con Bright detrás. —Todo para salvar tu culo, no eres más que una niña engreída.

Me levanto como un rayo, y me acerco a él, cansada de su actitud de niño de 10 años, y lo miro fijamente a los ojos, apretando la mandíbula, y apretando los puños.

— ¡Deja ya de echar las culpas a todo el mundo, Hunk! Tu hijo es quien decide, y él me eligió a mí, ¡solo acéptalo!

Niega con la cabeza con las manos en ella, y se vuelve acercar a mí, pero Matt lo coge del hombro. Hunk se gira, y lo mira enfadado.

—Déjala, Hunk. Su hijo está luchando en esa habitación para volver a la vida, y sabe muy bien el motivo por el que está luchando. —Dice mirándome.

—Abby. —Susurra Bright.

Se acerca a mí, y al contrario de su padre, me envuelve con sus débiles brazos, y nos damos un abrazo, ya de familia y de confianza. Me separo de ella, y sigo sollozando, mientras que ella me seca las lágrimas.

—Saldrá de esta, es fuerte. Es fuerte por la gente que lo quiere.

Asiento, girándome al escuchar la voz de las enfermeras salir de la habitación de Jake, chillando cosas y corriendo para llegar algún sitio, lo que me hace poner más nerviosa. No le puede estar pasando esto a él, no me puede dejar sola ahora, no después de todo, lo necesito en mi vida.

¡Mierda, Jake!

—No me dejes…—Susurro con los ojos cerrados.

Las lágrimas vuelven a salir cuando oigo el sonido de la máquina sonando firme y con ninguna otra sintonía contraste, con un sonido largo e interminable, por lo menos para mis oídos. Esto no puede acabar aquí.

— ¿Qué pasó Matt?

Él baja la mirada, y con las manos, se tapa la cara, para luego echarlas hacia atrás para tocar su pelo, y revolvérselo.

—Encontramos al grupo de criminales que te quiere matar, y en cuando salimos del coche…—Se le va apagando la voz, aparte de su compañero de trabajo, es su mejor amigo. —Pasó tan deprisa, Abby, lo siento.

No me dijo nada, ni él, ni mi padre. Y seguramente fue eso lo que me escondieron, lo dispararon a él, cuando me querían a mí. No quiero que paguen terceras personas con algo que me incluye a mí, solo a mí.

Me quedo mirando un punto fijo, sin ni siquiera poder pestañear, oigo voces pero no las llego a distinguir, gente que me zarandea y que quieren que vuelva a la tierra, pero no quiero volver a un sitio donde no está él, ¿Qué haré si lo pierdo de verdad? ¿Qué será de mí, luego de pasar siete intensos meses a su lado? Niego con la cabeza, las lágrimas acarician lentamente mis mejillas, sin apreciar realmente el verdadero dolor que genera esto. Cierro fuertemente los ojos, y camino hacia atrás para encontrarme con una pared, apoyarme en ella y echar la cabeza hacia atrás.

—Abby, míranos, por favor. —Susurra Marly delante de mí, con el rímel corrido.

—No quiero que me deje, por favor, haced que este maldito dolor pare. —Sollozo.

—Todo estará bien, pequeña. —Susurran al unísono mis mejores amigas, mientras me estrechan entre sus brazos.

Pero nada estará bien si él se va. Nada volverá a ser como antes.

¡Muchas estrellitas!

Amor Prohibido [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora