XXV

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Veinticinco días sin M.

Querida Mae:

No he tirado la toalla;

hoy te he

vuelto a llamar.

Esta vez, lo has cogido.

sólo has dicho:

"¿Sí?"

No he contestado.

Tu voz...

tan fría y cálida,

tan áspera y suave,

tan agria y dulce;

simplemente, tu voz.

Has insistido:

"¿Quién es?"

"Soy yo, Mae, y te echo

de menos,"

he querido decirte.

Pero, en vez de ello,

he vuelto a colgar.

No he podido

evitar que

las lágrimas

recorrieran mis

mejillas.

No sabía si eran

lágrimas

de tristeza; por

la añoranza.

o de felicidad;

por el alivio

de volver a

escuchar

tu voz,

de nuevo.

Porque nada

me hace

más feliz

ni más triste

que tú.


31 días sin MaeWhere stories live. Discover now