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La respiración de Galadriel era agitada, no sería útil sin sus alas, pues es lo que les da un poder más potente a todo ángel y era el único que no tenía unas, hasta los demonios aún las conservaban por más que ya no fueran alas angelicales, miró de reojo a Crowley que estaba sentado en el pasto con su mano siendo besada por Aziraphale.

- No puedo creer que ahora sí vayamos a comenzar una guerra - sonrió el demonio mirando hacia su ángel que cuidaba su mano, Aziraphale sonrió y miró hacia Galadriel que ahora solo miraba hacia abajo.

- Querida, no tienes porque sentirte ansiosa - se acercó a ella y se colocó a su lado con una sonrisa paciente, Galadriel le entregó la lanza y se sentó en el pasto sabiendo que solo era cuestión de esperar a que llegarán todos listos para atacarlos, Aziraphale observó aquella lanza celestial que pertenecía a uno de los arcángeles, sonrió melancólicamente y se la regresó al ángel - Yo no la voy a necesitar -.

Gabriel parecía estar calentando su cuerpo para poder pelear apropiadamente, estiraba sus brazos y piernas y trotaba un poco, mientras que Beelzebub lo miraba a lo lejos, Muriel por su parte pensaba en como sería participar en una guerra.

No lo había hecho, no todos los angeles peleaban, y ella era uno de esos angeles que no estuvieron en esas batallas.

- Aziraphale - habló Crowley, llamando la atención del arcángel que volteó instantáneamente a él, se acercó y se sentó enfrente suyo - La verdad es que he estado pensando y es que es hora de hablar adecuadamente ya que no estás bajo ningún milagro -.

Aziraphale sonrió y un color rojizo llegó a sus mejillas - Oh cariño, no creo que esté sea al momento - señaló mirando hacia los demás, el demonio hizo una mueca y miró a otro lado molesto, Aziraphale tomó su mejilla y besó su frente - Hablaremos cuando esto todo esto termine - sonrió y el rostro de Crowley se mantenía en aquella mueca pero ahora con las mejillas rojizas.

Después de tanto tiempo, por fin habían llegado a estar juntos como quisieron en un principio, todo para verse interrumpido por una guerra ocasionada por el mismo amor que los unía, era realmente irónico que un amor llevara a la guerra.

El atardecer ya se había vuelto noche, todo el lugar se encontraba oscuro y con muy poca luz, Gabriel miró a Muriel, ellos parecían hablarse entre miradas, esperando algo que los demás no notaban. El aire soplaba con fuerza y era fácil notar que se podían sentir algunos escalofríos pasar por la espalda, todos estaban de pie mirando hacia arriba, esperando ver si llegaba algún ángel.

Más no veían nada, la tensión bajaba ya que habían pasado dos horas desde que aquel arcángel se había ido y ya había tardado como para seguir mirando hacia arriba sin ponerle atención al dolor incómodo de cuello. Cuando de pronto a lo lejos en el cielo, se escuchó una trompeta que resonaba por todo el lugar, todos alzaron la mirada y Aziraphale apretó los puños, tragando saliva al mismo tiempo con una expresión nerviosa, al mirar era Barachiel con miles de ángeles detrás suyo, todos con un atuendo blanco que era uno utilizado para la guerra, Barachiel al ser un arcángel tenía una vestimenta más propia del mismo por lo que resaltaba con su casco cubriendo su rostro.

Aziraphale hizo una mueca inseguro, y con sus dos manos, apretó su camisa, Crowley se acercó a él y tomó su mano con cuidado, el arcángel mi miró sorprendido y ambos se sonrieron mutuamente - No te preocupes angel, ya hemos logrado salir de esto varias veces - guiñó un ojo y sonrió mirando hacia arriba con gran ego, Aziraphale se mordió un labio sintiendo sus mejillas enrojecidas.

Barachiel descendió lentamente hasta llegar al pasto, con una distancia lejana, los demás angeles seguían en el aire con sus inmensas alas observando aquello, alzó su brazo - Oigan - colocó una sonrisa en su rostro que no daba buena señal a ninguno de los presentes - Podemos detener esto, sin tener ningún papeleo en manos... Solo tienen que venir conmigo, ustedes dos - señaló a Aziraphale y a Galadriel quienes se pusieron tensos y en posición de defensa inmediatamente que vieron los dedos de Barachiel señalarlos - Hagámoslo por las buenas - sonrió nuevamente con un destello en sus mirada, todos lo miraron sin quitar aquellos ojos rebeldes y ardidos que mantenían en sus rostros.

Good Omens 3 - FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora