CAPÍTULO 8

43 10 41
                                    

DÍA 1: "El comienzo del viaje"
"MAYA"

Pasamos buena parte del tiempo caminando por la feria, no teníamos un rumbo fijo, y para qué engañarnos, tampoco demasiadas cosas que decirnos, quiero decir: acabábamos de conocernos, todo era más bien tirando a raro. Pero, aun así, pasé un rato agradable con aquel chico, era como que no me hacía falta fingir lo que no era o lo que no sentía, él no me podía juzgar por el mero hecho de que no me conocía más que un par de horas, y aunque lo hiciera, ya no lo volvería a ver.

Simplemente disfruté de ese instante, con mi premio, viendo el movimiento y la vida que había en aquel lugar. Ver a las familias juntas, pasándolo bien, disfrutando de ese momento que siempre se quedaría con ellos... me hizo un nudo en el estómago, a la vez que lo observaba con inmenso cariño.

Era curioso, a veces ni yo misma lograba entender qué es lo que sentía, se me arremolinaban las emociones en una sola, de tal forma que no eran ni una ni otra. Eran, y ya está. Eso bastaba.

Al salir de la feria, nos dirigimos al paseo frente a la playa por el que pasamos horas antes. Aquella pequeña aventurilla estaba llegando a su fin, y me daba un poco de pena, porque me lo había pasado bastante bien. Me había servido para darme cuenta de que aquella locura de viaje de dos semanas, no tenía por qué estar tan mal. Si en unas horas que llevaba en aquel país, había vivido todo lo que había vivido, ¿qué sería lo que me depararían los próximos días?

Iba distraída mirando a la gente en las terrazas, cuando la voz de Cam me trajo de nuevo a la realidad.

—Bueno, Maya Honey, creo que ya va siendo hora de que cumplas tu parte del trato —me quedé mirándole, totalmente perdida—, ya sabes, yo te enseñaba a divertirte por Italia y...

—¡Claro! —me acordé de pronto— Y yo te acompañaba al aeropuerto.

—Muy lista, eso es.

—No es por quejarme, eso por adelantado, pero ¿por qué quieres que te acompañe?

—¿Sinceramente? —me miró divertido— Porque me resulta tremendamente aburrido el tener que ir solo, y si tengo que esperar, al menos tengo a alguien con quien conversar.

—Claro, muy bonito eso, usarme como un simple objeto de entretenimiento... no me esperaba esto de ti, Cam, me hieres. Creo que no podré salir adelante después de este duro golpe —me eché el dorso de la mano a la frente en gesto dramático, a la vez que cerraba los ojos.

Lo escuché reír con ganas.

—De verdad que eres muy rara, ¿te lo han dicho alguna vez?

—Bueno, alguna vez —comencé a andar—, ¿vamos pues? Que no quiero que pierdas otro vuelo, ya sería un poco abusivo.

Al notar que no me seguía, miré por encima de mi hombro y lo vi sonriendo. Meneó la cabeza y en un par de zancadas me alcanzó. Me fijé más detenidamente en él y sí, era alto, bastante alto. Yo no era baja, la verdad es que tenía una estatura mediana bastante decente para ser chica, pero a pesar de eso, una cabeza y media o dos me sacaba.

Mi mente se puso a divagar y pensé que perfectamente podrían haberlo confundido con un animador de las ferias, esos que usan zancos.

—¿Qué pasa? —me sorprendió observándolo— ¿En qué piensas?

—En la gente que usa zancos.

Alzó una ceja, probablemente no esperaba una respuesta así. Enseguida le dio paso a un ceño fruncido, tratando de comprender a lo que me refería. Pero no dijo nada y seguimos caminando.

Llegamos a la parada de bus, donde abordamos uno al poco rato. El recorrido fue rápido, y sin demasiada interacción por nuestra parte; él miraba por la ventana, pensando en sus cosas, mientras que yo estaba con el móvil.

15 DÍAS PARA CONOCER(TE)ME #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora