capítulo 1 el amor de una madre

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Erda y Amar se encontraban en los elevados montes del Himalaya, cerca del Palacio Imperial, su conversación tenía un toque de tensión y preocupación. Erda, paseaba nerviosamente, mientras Amar se mantenía quieta y vigilante,

 Erda se detuvo frente a Amar y la miró con determinación. Su expresión era seria, casi como si estuviera sosteniendo una carga muy pesada.

Estoy segura de estos cambios. respondió. Sus palabras eran firmes, pero también había un matiz de pesar en su tono de voz. Tienen que ser así.

Amar miró a Erda, su semblante serio reflejaba incertidumbre, pero también una lealtad inquebrantable. Su voz sonaba firme al responder,

"¿Y si algo sale mal? Él no va a estar contento..."

Erda miró a Amar con decisión. Su determinación no flaqueó en absoluto.

Él nunca lo sabrá.- repitió con firmeza. Su mirada siguió fija, revelando una confianza en su plan.

Amar, por su lado, siguió mostrando incertidumbre en su expresión, pero su lealtad hacia Erda permanece inquebrantable.

La preocupación en la voz de Amar seguía presente. Su tono reflejó un toque de incertidumbre sobre los cambios planificados.

Aunque los cambios en los Primarcas sean pequeños, ¿sigo pensando que es una mala idea?

Erda cruzó sus brazos, pensativa ante las palabras de Amar.

Quizás tengas razón,- dijo, con una expresión pensativa. -Son pequeños los cambios, pero no es imposible que tengan consecuencias imprevistas.

Amar exhaló un suspiro, aliviada por el momento de que Erda estuviera considerando sus preocupaciones. -Exactamente. No podemos saber cómo puede afectar esto a los Primarcas.

Erda y Amar continuaron hablando en privado, manteniendo su conversación alejada de los oídos de cualquiera que pudiera escuchar. Sus rostros reflejaban la gravedad de su discusión, mientras debatían los pros y los contras de realizar los cambios planificados en los Primarcas.

Después de algún tiempo, Erda volvió a ver a sus hijos por última vez. Su mirada estaba llena de preocupación y miedo mientras observaba a sus creaciones. Era como si estuviera tratando de grabar sus rostros y expresiones en su mente, temerosa de que quizá esa sería la última vez que los vería.

Erda se acercó a las cápsulas, donde reposaban sus hijos. Su expresión estaba llena de afecto y pesar a la vez. Con un tono cargado de emoción, habló suavemente:

"Hijos míos, los amo y los quiero, pero no permitiré que su padre haga lo que él desea con ustedes. Espero que un día me perdonen. Adiós, hijos míos."

Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Erda mientras hablaba, su tristeza y desesperación eran evidentes. Sus palabras quedaban atrapadas entre sollozos, cada palabra era un signo de la profunda tristeza que sentía al despedirse de sus hijos.

Justo cuando Erda estaba a punto de enviar a sus hijos por la disformidad, apareció el Emperador de repente. Su presencia repentina llenó el ambiente de tensión y su voz sonora rompió el silencio de la habitación.

El Emperador caminó con decisión hacia Erda, su presencia llenó la habitación con un aura de poder y autoridad. Sus rasgos estaban endurecidos por la determinación, mientras se enfrentaba a ella.

"Erda, detente. No lo hagas." ordenó él con decisión.

Mientras el Emperador protestaba, Erda ya había presionado el botón que enviaría las cápsulas de sus hijos a la disformidad. Sus ojos estaban llenos de tristeza y enojo cuando lo hizo.

"Es demasiado tarde. Nuestros hijos no serán tus armas. Ellos merecen vivir sus propias vidas." declaró ella con determinación.

Los Primarcas fueron rápidamente acosados y tentados por cinco entidades desconocidas mientras viajaban a través de la acelerada disformidad. Sin embargo, debido a la velocidad con la que fueron llevados al portal, no tuvieron mucho tiempo para dudar o siquiera entender quién o qué eran esas entidades.

A través del portal, los Primarcas fueron transportados a un universo desconocido. Su llegada fue inesperada y abrupta, dejando a los Primarcas en un entorno totalmente desconocido.

Los Primarcas continuaron cayendo a través del universo desconocido, algunos de ellos impactando a gran velocidad contra la atmósfera como si fueran meteoritos de fuego. Los seres de ese universo, al ver esto, reaccionaron de diferentes maneras. Algunos se arrodillaron y comenzaron a rezar, presintiendo algún tipo de evento importante o divino. Otros se escondieron, temerosos de lo que pudieran ser esos extraños objetos. Otros, simplemente se preguntaban de qué se trataba.

Cada uno de los Primarcas cayó en diferentes lugares y en diferentes tiempos a lo largo de runeterra. Aunque estaban separados, cada uno estaba destinado a enfrentarse a sus propias pruebas y desafíos en este nuevo mundo, sin saber todavía que los otros seguían vivos y estaban dispersos por todas partes.

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