Los días de Selena habían comenzado a ser demasiado iguales, había pasado un mes desde el inicio de clases y, cada vez más, el verano estaba más lejos.

Selena no iba de vacaciones a ningún lugar en especial, se quedaba en su casa con sus padres, los cuales no tenían descanso vacacional, pero aún así siempre encontraban algo que hacer.
Una de sus cosas favoritas era cocinar, le encantaba comprar mil ingredientes y hacer postres virales de tiktok, y desde que se lo comentó a Belly en una de sus clases de matemáticas la chica no había parado de insistir en que debían de preparar algo juntas.

—¿Estás segura de que las galletas llevan mantequilla?

—Belly, ¿alguna vez has cocinado algo que no sea meter palomitas al microondas?—preguntó divertida la rubia.—Claro que lleva mantequilla.

—¡Las galletas no son mi especialidad!—se quejó la chica.—Pero, hago unas margaritas espectaculares, puedes preguntarle a Conr...

—¿A quién?—levantó una ceja.—No me hace falta saberlo, pero ahora entiendo por qué estás tan distraída en nuestras clases.

Belly se sonrojó un poco mientras miraba hacia otro lado, aunque las chicas solo se habían visto para que Selena la ayudará con mates habían desarrollado una especie de amistad, pero no le había contando nada sobre Conrad ni sobre Jeremiah, tampoco sobre sus comunes llamadas con el mayor de los dos.

—¡No digas eso! Al menos aprobé el primer examen.

—Deberías de haber sacado un sobresaliente.—se burló la rubia mientras abría el paquete de azúcar.

—Eso es porque elegiste a la profesora equivocada.

—Steven, vete.—Belly rodó los ojos al ver a su hermano asomado a las escaleras.

Selena subió la mirada para ver qué estaba haciendo el chico con el que últimamente coincida más de lo necesario, soltó una pequeña risa al ver como se deslizaba por las escaleras.

—Es mi casa también, Belly.—le recordó el moreno una vez en la planta baja.—¿Qué haces otra vez aquí? No es tu casa.—Selena volvió a levantar la vista al ver que Steven se dirigía a ella, por lo que le dio una mala mirada.—¿Qué es eso?—el moreno tardó a penas dos segundos en colocarse a su lado y meter sus narices delante del cuenco en el que la rubia estaba echando los ingredientes.

—¿No tienes que ir a escribir un poema o algo así? El profesor de literatura te dijo que...

—El profesor de literatura tiene favoritismos.—el chico, muy cerca de ella, levantó su dedo índice haciéndose notar.—¿Crees que es racista?

—Creo que el único idiota en esa clase eres tú, Steven.—soltó sin previo aviso, el chico abrió la boca de par en par, haciéndose el ofendido y provocando la risa de su hermana.

—¿Te puedes ir? Estamos haciendo galletas.—le pidió Belly.—Y eres un desastre cocinando.

—Perdona, pero en Cousins trabajé en un bar.—recalcó.

—¿En un bar?—preguntó sorprendida dejando por un momento de lado la receta.—Guau, Conklin.

—Era camarero.—explicó Belly.—Y una vez tiró un plato a la piscina.

Hey, Steven| Steven Conklin Where stories live. Discover now